Hace unos meses publicaba en el blog la reseña de Puerto escondido, el primero de los libros de la saga que tiene a la guardia civil Valentina Redondo y a su novio, Oliver Gordon, como protagonistas. Me gustó mucho y decidí que seguiría leyendo esas historias de María Oruña.
Título: Un lugar a donde ir.
Autora: María Oruña.
ISBN: 9788423351855
Editorial: Destino.
Fecha de publicación: Febrero 2017
Sinopsis: Han transcurrido varios meses desde que Suances, un pequeño pueblo de la costa cántabra, fuese testigo de varios asesinatos que sacudieron a sus habitantes. Sin embargo, cuando ya todo parecía haber vuelto a la normalidad, aparece el cadáver de una joven en La Mota de Trespalacios, un recóndito lugar donde se encuentran las ruinas de una inusual construcción medieval. Lo más sorprendente del asunto no es que la joven vaya ataviada como una exquisita princesa del medievo, sino el objeto que porta entre sus manos y el extraordinario resultado forense de la autopsia.
Cuando hasta los más escépticos comienzan a plantearse un imposible viaje en el tiempo, comienzan a ocurrir más asesinatos en la zona que parecen estar indisolublemente unidos a la muerte de la misteriosa dama medieval.
Mientras Valentina Redondo y su equipo investigan los hechos a contrarreloj, Oliver Gordon, ayudado por su viejo amigo de la infancia, el músico Michael Blake, buscará sin descanso el paradero de su hermano Guillermo, desaparecido desde hace ya dos años, y descubrirá que la verdad se dibuja con contornos punzantes e inesperados.
Opinión personal: Si ya me gustó, y mucho, Puerto escondido creo que Un lugar a donde ir lo supera. Una trama que engancha desde las primeras líneas y que aúna perfectamente historia y novela negra. Cuando esos son dos de tus géneros preferidos el cóctel pinta muy bien...
Los personajes, especialmente los protagonistas, pero sin dejar de lado a los secundarios, vuelven a estar magníficamente conseguidos, con más empaque todavía que en el primero de los libros, más hechos por decirlo de alguna manera.
La historia está narrada en varios espacios temporales pero eso no hace que pierda ritmo, más bien lo contrario. de hecho juega con el lector que desea pasar de uno a otro para ir conociendo mejor toda la telaraña que entreteje la historia.
Igual que en el anterior, las descripciones, el patrimonio histórico y la ambientación de la historia en Cantabria vuelven a ser brillantes, dejando en el lector un poso y unas ganas de conocer mejor aquellas tierras.
Para mí es un libro más elaborado que el anterior, más maduro y que muestra una evolución en positivo de la autora demostrando que aún no ha tocado techo.