sábado, 3 de noviembre de 2012

Reflexiones y culpas

Al hilo de los sucesos acaecidos en la madrugada del miércoles al jueves en el Madrid Arena se me vienen a la cabeza unas cuantas reflexiones sobre estos hechos, no tanto sobre las causas, orígenes y responsabilidades sino algunas ideas más bien de carácter sociológico.

No pretendo hacer una lectura moralista de lo sucedido, aunque supongo que para alguno pueda parecerlo. Tampoco pretendo poner bajo sospecha a la juventud y a la forma que tiene de divertirse, es evidente que estos hechos tienen su origen en una mala organización de una empresa (para ganar más dinero), en la falta de seguridad, en la descoordinación, etc., pero si que hay muchos aspectos que leyendo las noticias en distintos medios, escuchando la radio..., me han sorprendido aunque ante la magnitud de la desgracia quedan en un discreto segundo plano.  Van aquí unos pocos...

En el 112 se recibieron cien llamadas preguntando por el paradero de sus hijos entre las 8,00 y las 13,30 horas. Curioso que cuando todos estamos conectados, cuando no hay joven que no tenga el último ultramegasuper smartphone, haya habido padres que no hayan podido o sabido localizar a sus hijos hasta muchas horas después. Por lo que se ve la fiesta no terminó a las seis o las siete de la mañana, sino que para algunos parece que se alargó varias horas más. El fallo no es de la cobertura telefónica es otro tipo de cobertura el que ha fallado.

¿Y qué decir de la edad de los asistentes a la fiesta? Se habla de la asistencia de muchos menores de incluso quince o menos años, pero al menos tenemos la certeza de que una de las heridas más graves sólo tenía 17 años.  La ley responsabiliza a la empresa organizadora por no controlar el acceso de menores, pero pensemos por un momento en la facilidad que tenemos todos en delegar responsabilidades en los demás.  Si cuando se multa a un establecimiento por incumplir esta norma se multara también al que ha entrado (o a sus padres) -simplemente por incumplir la ley- a lo mejor se evitaban disgustos posteriores. Los chavales a mí me lo dicen abiertamente, con un DNI falsificado o de algún amigo mayor de edad pasan ellos a los bares y pubs cada fin de semana. No es ninguna novedad. Dejo un par de preguntas en el aire: ¿Qué hacían niños y niñas de 15 años a las seis de la mañana en una macrofiesta? ¿Estaban sus padres durmiendo tranquilamente?

Unos cuantos muchachillos estaban fuera del recinto, de botellón según ellos mismos aclaran. Y así, en un momento dado, deciden que van a entrar a la fiesta, seguro que algunos borrachos, ciegos hasta arriba de mierda, y entran, y se producen avalanchas para un lado y para otro. Los políticos hacen las leyes, pero luego a la hora de ponerlas en práctica se mira para otro lado. Es lo habitual.

Supongo que no sorprendo a nadie si digo que los chavales ya andan pensando en la fiesta de fin de año y haciendo sus planes. En Aranjuez no habrá macrofiesta y después de lo sucedido supongo que no serán demasiadas las que se vayan a autorizar, pero ellos y ellas ya están pensando en qué bar celebrarán el comienzo de año, si tendrán o no problemas para pasar...,lo curioso es que algunos están en 2º de ESO, y tienen 13 años. Lo empezamos a asumir como algo normal, pero ¿de verdad es lo normal?

Alguna vez cuento la anécdota de una antigua alumna que después de esas confidencias que te hacen los chavales con lo que han hecho o dejado de hacer, hablando de sus botellones, sus rollos... me ha dicho más de una vez: "José Luis que lástima me dan tus hijas, con lo que tú sabes y te enteras por lo que te contamos aquí no les vas a dejar hacer nada cuando sean mayores." Recuerdo que siempre le preguntaba ¿pero tú crees que vuestros padres no saben lo que hacéis vosotros cuando salís por ahí? Visto lo visto, seguramente andaba muy equivocado.

No lo sé, si mis hijas tuvieran ocho o diez años más es muy posible que ahora no estuviera escribiendo esto, a lo mejor estaba preocupado pensando dónde estarían en este momento o a lo mejor no, quizás podríamos estar hablando, leyendo, viendo una película, en el cine, en el teatro, tomando algo en un pub...

No es la primera vez que suceden este tipo de hechos, pero ¿qué hacemos ahora? ¿Cambiamos normas y leyes? ¿No tenemos los padres parte de culpa en lo que ha sucedido? Para algunas ya siempre será demasiado tarde.




1 comentario:

  1. mabelsevillana@hotmail.com13 de diciembre de 2012, 11:21

    Que razon tienes,yo como madre de una chica que ahora tiene 18 años,hasta cumprirlos tuvo su hora de entrada en casa que era muy razonable y en cuanto tardaba un poco la llamaba,siempre la aconsejaba y le hablaba de las cosas de la vida,no se muy a ciencia cierta si alguna vez a podido pasar a algun pub,por que a las 11 tenia que estar en casa,pero si un dia decia que se quedaba en casa de una amiga a dormir vete tu a saber,espero que coja los consejos que la doy como no beber,no ir con nadie que no conozca ni montar en coche con gente bebida o que no conozca,pero sabemos como es la juventud,yo gracias a dia de hoy intento tenerla localizada en todo momento,po que se que soy muy pesada y la llamo cada hora o hora y media para saber como esta y que hace,espero que ella sea responsable y yo seguir pendiente de ella,nuestros hijos son un tesoro que dios nos ha dado,pero nosotros somos los responsables de educarlos y reconducir su camino para que sean unas maravillosas personas.

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