sábado, 26 de octubre de 2013

De derechos y negocios

Leía hoy un artículo de la Fundación Melior en el que se preguntaban si la educación es un derecho o un negocio.

La enseñanza básica es obligatoria y gratuita. Así lo dice el apartado 4 del artículo 27 de la Constitución Española. Obligatoria desde luego, pero ¿gratuita? Si fuera así, ¿por qué muchas familias españolas no pueden asumir el gasto que supone la vuelta al cole de sus hijos?

Cuando las cosas iban bien, o simplemente mejor que ahora, se daba menos importancia a este tema, pero en los últimos años se ha ido sumando una situación económica cada vez más complicada a una disminución casi total de las ayudas y becas para los libros. Y cada comienzo de curso salta a los titulares de los medios un tema recurrente: El coste de los libros en la vuelta al cole.


La imagen que ilustra el artículo de la Fundación Melior es elocuente, el precio de los libros para un niño de 4º de Primaria asciende a 400 euros. Aunque no deja de ser un ejemplo puntual, posiblemente de un colegio concertado o privado y por la editorial que predomina diría que religioso, no es demasiado diferente tampoco a lo que nos podemos encontrar en muchos colegios públicos.

Por cierto, como anécdota, algunos de los libros que el colegio vende con descuento, en la página de Amazon se pueden encontrar entre 4 y 5 euros más baratos. Así que negocio, y redondo además, para el colegio.

La experiencia docente de muchos años me dice que los libros en primaria se usan bastante más que en secundaria y es posible que en esas edades más tempranas los niños puedan necesitar de esos manuales de apoyo, aunque estoy convencido de que cada vez menos. ¿Alguien duda de lo qué prefiere un alumno? ¿Recibir la explicación de la circulación de la sangre siguiendo el aburrido libro de texto o proyectando en una pantalla un vídeo de la serie Erase una vez el hombre? ¿No hay material interactivo suficiente en Internet con el que explicar cualquier tema? ¿Con qué aprenderán más los chavales?

De todos modos cuando ya nos vamos a secundaria y bachillerato, el despropósito es absoluto. Con el coste que tienen los libros, ver que en muchísimos casos estos manuales se usan únicamente como repositorio de ejercicios y problemas da pena y vergüenza. Muchos de mis alumnos reconocen que no usan los libros absolutamente para nada, simplemente para ir a la página que les indican y realizar el ejercicio que les ponen para casa. ¿Triste, verdad?

¿Y si no usan los libros más que para hacer los ejercicios no sería más fácil prescindir de ese libro y plantear ejercicios que se pueden encontrar a patadas en Internet o que el mismo profesor puede preparar sin demasiadas dificultades?
La respuesta es evidente pero eso para el profesor supone un trabajo extra, y aunque hay muchos profesores que preparan sus propios materiales y que además los comparten con todos aquellos que lo necesitan sigue habiendo una gran mayoría que prefieren seguir atados a su libro de texto, que les da todo casi resuelto. Con lo que el libro también se convierte en un negocio para algunos profesores.

A alguno le surgirá la pregunta de si no serán muchísimo mejores los libros de texto que preparan las editoriales que el material que prepara un simple profesor. Y seguramente si iniciativas como la de apuntesmareaverde.org.es  van fraguando pronto lo empezaremos a escuchar en los medios de comunicación.
Yo, personalmente, tengo claro que no. El profesor sabe perfectamente lo que quiere explicar y cómo explicarlo. Muchas veces adecua su material a los propios alumnos, sabe donde debe hacer más o menos incidencia. ¿No es esto preferible?

Cuenta el artículo de la Fundación Melior lo siguiente:
Las editoriales ganan en un año por la venta de estos libros la mitad de lo que gasta el Gobierno en Educación. Según la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), la facturación en libros de texto en el curso escolar 2012-2013 fue de 803.180.000 euros. Mientras que la cifra destinada a Educación en los Presupuesto Generales del Estado para 2013 se situó en poco más de 1.944 millones.
Muchos intereses y mucho dinero en juego. Demasiado como para no pensar en el negocio montado alrededor. Se acaba de aprobar la LOMCE y seguro que muchos pensamos que antes de su aprobación la mayoría de las editoriales ya tenían preparados los materiales para el curso que viene...



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