miércoles, 3 de junio de 2020

Tocado... y hundido


Fernando Grande-Marlaska, ministro del interior (por el momento) es un tipo que me caía cae bien. Hoy, defenderle es bastante complicado, casi imposible. En los últimos días ha ido cambiando de versión intentando agarrarse a un clavo ardiendo, pero aún dando por buena cualquiera de las versiones que hace circular su ministerio, los cambios de versión implican que no se dijo toda la verdad, que se dijeron medias verdades o, en román paladino, que se mintió a sabiendas. Que el ministro mintió. Así que blanco y en botella.









Recuerdo que nada más llegar Sánchez al gobierno y nombrar a unos ministros que en general sorprendieron para bien (Pedro Duque, Maxim Huerta, el mismo Fernando Grande-Marlaska...) se produjo la dimisión de uno de ellos, el ministro Huerta, por un tema que a día de hoy podríamos considerar menor, una chorrada comparada con lo que hoy estamos viendo, pero creo que mucha gente pensó que era un soplo de aire fresco, que por fin desde un gobierno no se iban a admitir ni siquiera los comportamientos dudosos. Era romper con un pasado en el que todo valía. Fue un espejismo, solo eso. Al final estos terminarán haciendo buenos a los que vinieron antes.

Grande-Marlaska es hoy un cadáver viviente, está tocado... y hundido. Cada día que siga en el cargo solo servirá para hacer más daño al gobierno y también a él mismo. Ha perdido toda credibilidad, en breve veremos que no le defenderán ni los que hoy dicen ser Grande-Marlaska.

Curiosamente todo esto parece que viene de las investigaciones de una juez sobre las posibles o presuntas responsabilidades de algún alto cargo, de algún responsable político, por las manifestaciones del 8M. Pero que nadie se engañe, en esos días había partidos de fútbol con público en las gradas, había misas, reuniones, congresos, se usaba el transporte público con absoluta normalidad, los niños iban al cole.... y sí, también hubo una manifestación. Otros países decidieron tomar medidas antes, pero aquí no, aquí hubo que esperar a que pasara el día 8, y hubo que esperar porque la propaganda y la imagen le importan a este gobierno bastante más que otras cosas..., como la salud de los ciudadanos, por ejemplo. Casi nadie podía saber lo que se nos venía encima, pero ciertamente algunos habían avisado, ahora es fácil ver que tenían razón y se les debía haber escuchado.





El gobierno, y palmeros de alrededores, se han empecinado en decir, en defender y en justificar que el 8M no tuvo nada que ver con los contagios, y tanto lo han hecho o lo han intentado hacer que al final han hecho el caldo gordo a los de enfrente. Hubiera sido muy sencillo admitir que fue un error, que con las circunstancias que se estaban viviendo lo mejor era cancelar la manifestación, eso no es dar la razón a nadie, es ser lógico y coherente. Pero todos sabemos que Sánchez no se equivoca nunca, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.






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