Hoy, 21 de junio, se está celebrando el Día E, la fiesta de todos los que hablamos español.
Más de 500 millones de personas hablamos español en el mundo. Nuestro idioma es la segunda lengua del mundo en número de hablantes nativos, el segundo idioma de comunicación internacional, además de la segunda lengua más utilizada en las dos principales redes sociales del mundo (Facebook y Twitter), y el tercer idioma más utilizado en Internet.
Para celebrar la riqueza de esta vasta cultura en español, la red de centros del Instituto Cervantes en el mundo organiza hoy 21 de junio, la sexta edición «del Día E», una jornada que aspira a consolidarse como la celebración de todos los que hablamos esta lengua.
Así que esta mañana nos hemos ido a la sede del Instituto Cervantes en Madrid y hemos pasado una mañana muy agradable, en la que ha habido un poco de todo...
Cuentacuentos para los más pequeños, con las historias de El mezquino, el tío Camuñas, Caimán y Lagarto...,
Taller de letras creativas para los niños donde con moldes, plastilina, pegamento, purpurina y por encima de todo mucha imaginación los peques preparaban una palabra que luego se podían llevar a casa.
Curiosa también la visita a la Caja de las Letras. Según nos han contado la actual sede del Cervantes en Madrid era antes la sede del Banco Español del Río de la Plata y como tal no le podía faltar su cámara acorazada con su impresionante puerta, aunque ya no se guardan allí joyas ni dinero, sino algo tan o más preciado, los legados de las figuras más relevantes de la cultura en español, como Ana María Matute, Nuria Espert, Juan Marsé, Elena Poniatowska o Nicanor Parra entre otros.
Y como plato fuerte la actuación de Ron Lalá con dos de sus números más conocidos, una batalla de gallos, entre dos raperos que representan dos tiempos, dos formas de entender la vida, la música y el idioma: Pasado contra Futuro. Aunque al final el ganador termine siendo otro invitado especial..., y el Eco, donde, al borde un precipicio, un caballero enamorado llora por su amor y le responde el Eco… que es el propio público. Una escena ya emblemática de la compañía, que juega con la tradición del teatro barroco y a la vez con la espontaneidad del «aquí y ahora» teatral.