Antes de nada agradecer a
Javi de Ríos y a la editorial
Rayo Verde el ejemplar que me hicieron llegar de este libro. Un libro realmente maravilloso.
Me gustan los libros que cuentan cosas, pero me gustan todavía más cuando en ellos se puede saborear cómo las cuentan. Y esto es lo que sucede con
Los perales tienen la flor blanca, de
Gerbrand Bakker. Una de las mejores lecturas de este año sin duda ninguna.
Título: Los perales tienen la flor blanca. Autor: Gerbrand Bakker.Traductora: Maria Rosich.Editorial: Rayo Verde. Número de páginas: 160 Fecha de publicación: Septiembre 2015Sinopsis: Los gemelos Klaas y Kees y su hermano menor Gerson juegan a menudo a «Negro», cuya principal regla es no abrir los ojos.Un día Gerson, en un accidente de coche, pierde la visión y se verá obligado a jugar a «Negro» el resto de su vida.¿Será Gerson capaz de adaptarse a su nueva vida con la ayuda de su perro? La vida también ha cambiado considerablemente para su padre y sus hermanos. Pero lo que nunca va a cambiar es la calidez de la familia. Esta conmovedora historia es contada a través de tres perspectivas diferentes, la de los gemelos, Gerson y el perro.Opinión personal: Leí hace algún tiempo una
entrevista con Gerbrand Bakker en la que el autor decía que
le gustaban los libros que podía leer gente de 10 a 80 años, seguro que estaba pensando en este libro porque Los perales tienen la flor blanca cumple a la perfección con estos requisitos.
Acabo de publicar en el blog una reseña del anterior libro que leí de este autor, y lo he hecho porque creo que Bakker ha vuelto a lograrlo,
una historia a priori muy sencilla llega lejos, muy lejos, y consigue que nos toque de cerca, muy de cerca.
Además al terminar el libro las sensaciones en el lector son curiosas, uno puede tener la sensación de haber disfrutado con la lectura pero a la vez haber sufrido por lo que ha vivido.
Los perales tienen la flor blanca es
un libro que no va a lo accesorio, se centra en el meollo. No busca las intimidades, pero llega a lo más íntimo. Siempre. Y lo hace siempre desde la primera persona. Creo que nunca había leído un libro escrito en primera persona del plural, que es la que utiliza Bakker cuando da voz a los dos hermanos gemelos, Klaas y Kees. Cuando pasa a la primera persona del singular y toma el hilo de la narración el hermano pequeño, Gerson, posiblemente se llega a la mayor emotividad porque es duro, durísimo lo que cuenta. Pero es que hasta el perro, Daan, toma voz en el libro y muestra otra visión, diferente pero perfectamente engarzada con la que hemos ido encontrado con anterioridad.
Bakker es un
escritor muy visual, sus descripciones no son al uso, las emociones y sentimientos surgen con pasmosa facilidad, y todo con frases cortas, sencillas, fáciles de leer y duras de asimilar.
Y ahora algo que me sucede con los libros de Rayo Verde... ¿lo recomiendo? Pues no y sí. Es un libro que ya desde muy pronto uno intuye los derroteros que va a tomar. No sé si sordidez es la mejor palabra para definir la resolución de la trama, a mí me parece que si no lo es, se le aproxima mucho. Hablaba al principio de que es un libro que se puede leer de los diez a los ochenta años, posiblemente para un niño de diez años sea demasiado fuerte, pero para un adolescente me parece una lectura tremendamente recomendable, de hecho yo recomendaría encarecidamente este libro como lectura para alumnos de secundaria en los colegios, porque creo que además de estar fenomenalmente bien escrito a veces es necesario dejar un poco de lado el
buenismo al que acostumbramos a nuestros jóvenes. Pero sí.
Lo recomiendo. Es muy, muy bueno.