Benditas ciudadanas y ciudadanos,
y ciudadanos, un año más a coro rememoramos
el motín de esta Villa contra el tirano.
Sean bien hallados los ribereños,
señoras, señoritas y caballeros.
De Barcelona hasta aquí he venido
pa' amotinar al pueblo contra el Valido.
Es un buen síntoma, todo un detalle,
en día tan señalado para abrir el baile.
Modestamente un servidor,
Y les devuelve la peladilla
amotinando al pueblo por seguidillas.
Mentira más o mentira menos,
en plan somero estos son los hechos que acontecieron.
Marzo de mil ochocientos ocho
Partida a cachos, ante las tragaderas de un mamarracho,
España iba llenándose de gabachos.
Cuando a la brasa no le dan riego
no le dan riego, un soplo de aire puede prender el fuego
y trocar en leones a los borregos.
¿Quién dio la orden? Es un misterio,
Si eran malos los males peor fue el remedio.
Que si Carlos IV era un paquete,
nos dio bien por el saco Fernando siete.
Pero esta historia de perdedores,
de perdedores que acaeció en esta Villa y alrededores
fue un clarín que anunciaba tiempos mejores.
Tiempos ganados a fuego y sangre,
a fuego y sangre, ganados a un pasado intolerante.
Un paso atrás y dos pasos adelante.
Tengámonos de noche y de día
a salvo de tiranos y de mesías.
La fiesta empieza en un periquete,
en un periquete, preparen los tambores y los cohetes,
y háganme un sitio al lado del clarinete.
Sinceramente vale la pena
vale la pena, compartir mesa y vino con gente buena
que convierte un motín en una verbena.
Y como el pan nuestro de cada día
protege las migajas de su alegría.
Ahora nos vamos que es hora de irse,
que es hora de irse por las calles del pueblo y a divertirse.
Que el porvenir nos traiga trabajo,
traiga trabajo y limpias y abundantes aguas el Tajo.
Que empiece el baile fuera las penas,
aquí paz y allá gloria y a la faena.