lunes, 2 de septiembre de 2013

Una vez más..., libros de texto

Publica Jordi Martí en Xarxatic una carta dura, muy dura, titulada "Carta abierta a los docentes que usan libros de texto". Escribe la carta como docente pero también como padre, más como lo segundo que como lo primero me parece a mí, aunque ciertamente los que seguimos su blog con cierta asiduidad sabemos que Jordi no se caracteriza por el corporativismo. En cualquier caso se trata de una carta que podrían firmar como suya muchos padres pero seguramente muchos menos profesores.
Hola compañera/o,
Permíteme que me dirija a ti para, después de haber desembolsado cuatrocientos euros en la librería de la esquina, te transmita mi felicitación por ser tan considerado con las familias que, lamentablemente, tienen la desgracia de haber caído en tus manos. Unas manos manchadas, por cierto, de sangre y sudor de otros. Unas manos que, jamás, serán capaces de llagarse al ver sufrir a los padres cuya cuesta de septiembre se va a ver casi imposible de superar por culpa de tus malas prácticas. Unas manos finas o más gruesas que, después de validar en junio el uso de libros de texto para el próximo año en tu/s asignatura/s deberían serte cortadas por el verdugo más cruel que pudiéramos conseguir a precio de mercado.

Seguramente algo excesivo en estas primeras líneas, lo que le ha valido que muchos de los comentarios y críticas que han aparecido en su blog se centren en lo accesorio y no en lo fundamental de la carta. Esas referencias a la sangre y el sudor o al verdugo cruel deberíamos entenderlas en un sentido literario, evidentemente tomadas al pie de la letra suenan excesivas, y uno de los problemas del lenguaje escrito es que no siempre es fácil que la ironía o el sentido que uno quiere dar a sus palabras puedan ser bien entendidas por los lectores. De todos modos ha conseguido generar debate e incluso remover conciencias, que al fin y a la postre, seguramente es lo que Jordi pretendía.
No hay derecho. No hay derecho a que, con las posibilidades que existen en pleno siglo XXI y con la cantidad de materiales gratuitos que hay disponibles por la red, obligues a que los padres sigamos siendo presos de las editoriales. No es de recibo que, después de llevar unos año de crisis y recortes, seas tan miserable de aplicar las mismas prácticas que aplican los de arriba y recortar el presupuesto de las familias en este primer mes de curso. No es razonable y, creo que, por corto de miras que seas, lo vas a entender sin demasiados problemas. Si ello no fuera así, creo que vamos peor de lo que me pensaba en este país en el tema educativo.

Pues no. No hay derecho. Porque es verdad que la cantidad de recursos gratuitos que hay disponibles en Internet es ingente, y también es cierto que hay que hacer un buen filtrado porque no todo es valido. También es verdad que cada vez más docentes preparan sus propios materiales y lo ponen a disposición de todos, pero supongo que lo más sencillo es seguir usando lo mismo que hace 60 años, con más colores, más fotos y más dibujos pero igual de interactivo por ejemplo. Luego nos quejaremos de que a los chavales no les gusta..., pero tampoco es raro porque ellos están acostumbrados a otros "materiales" más divertidos.
No le falta razón tampoco con eso de que "aplicar las mismas prácticas que aplican los de arriba" y supongo que muchos profesores se habrán sentido muy molestos, porque claro, mucha marea verde, mucha movilización, mucha defensa de lo público y mucha huelga pero que luego te comparen con el patrón explotador...
Puedo comprender que si eres un docente novel te veas en la tesitura de agarrarte a algo hecho por otros. Si son tus primeros años en tan ardua y exigente profesión te disculpo pero, si ya llevas algunos años en esto, no es de justicia que sigas pidiendo esos desembolsos económicos a las familias de tus alumnos.

Aceptemos la excusa, pero son justo estos nuevos profesores los que más deberían, y además desde el principio, apostar por nuevos modelos. Aquí en Madrid hoy comienza el debate del estado de la región y parece que desde el gobierno madrileño se solicita un cambio importante en la formación del profesorado.
En alguna ocasión se ha hablado de momias en el sistema educativo, a esos es muy difícil cambiarlos, los que llegan deberían llegar predispuestos a ofrecer alternativas. El futuro nos va en ello.
Llevo más de diez años sin usar libro de texto (bueno, creo que aparte de algunos pinitos con el mismo los dos primeros cursos, no los he vuelto a utilizar). Se puede y, curiosamente, no sólo se puede… es muy fácil prescindir de ese libro. Hoy en día, en pleno siglo XXI, con la conexión a internet que seguramente dispondrás en tu domicilio, puedes acceder a miles de recursos gratuitos en la red. Miles de recursos, algunos de los cuales sólo has de seleccionar y usar en bruto (tal y como se hace, mayoritariamente, con los libros de texto actuales). Con lo anterior no mejorarás tu práctica docente pero, como mínimo, evitarás que las familias de tus alumnos vayan ahogadas este inicio de curso. Un ahogamiento, por cierto, cada vez más difícil de recuperar con la que está cayendo.

Lo de no usar libro de texto tampoco es una novedad, en mis años de bachillerato no era extraño que  en las listas que aparecían en los tablones del Instituto algunas asignaturas no contaran con libro de texto, y no me estoy refiriendo a la Religión, la Ética o a la Educación Física, estoy hablando de Matemáticas por ejemplo. Supongo que los profesores de entonces pensarían que no era necesario usar esos libros porque para utilizarlos simplemente como repositorio de problemas era suficiente pasar una fotocopia con los ejercicios del tema.
Es muy habitual que los chavales que me llegan a la academia me digan que no usan para nada el libro en clase (libro que les han mandado comprar en el colegio o en el instituto) y que sólo lo abren para buscar los deberes en casa.
Gastarse 30 euros en un libro que sólo se va a abrir para leer el enunciado de un problema es un robo y una estafa, con todas las letras.

Antes de finalizar me gustaría saber por qué has optado por esos libros de texto que, curiosamente, transmiten un anacronismo en las prácticas metodológicas tan exagerado. ¿Por qué eres así de incapaz de adaptarte a la nueva realidad y hacer algo para mejorar tu práctica docente? ¿Por qué eres tan amiga/o de hacer gastar dinero a familias que no lo tienen o, que si lo tienen, debería ser desembolsado en algo mucho más productivo que lo anterior?

Son unas preguntas que  ahí quedan. Más que respuestas entiendo que buscan reflexiones.

También entiendo que es algo que no sólo debe caer en las espaldas de los profesores porque sigue habiendo muchos intereses en juego. Cada vez se extiende más entre los centros concertados y privados la venta por ellos mismos de estos libros, convirtiéndose de facto en una de sus principales fuentes de financiación. Así no sería de extrañar que si un profesor de uno de estos centros dice que no quiere libro para su asignatura, esto se puede considerar como un ataque directo a su propia empresa. Hace unos días publicaba un artículo en el que hablaba también de los libros de texto y comentaba también como dependiendo de los centros los libros que se solicitan son de una u otra editorial principalmente. Creo que a nadie escapa que si un libro es mejor todos o casi todos deberían apostar por él, y esto no es lo que está ocurriendo de lo que se deduce que o todos son más o menos iguales o puede existir algún interés más.
Se me ocurre que por ejemplo la escuela pública, ajena a esto último que comentaba de las fuentes de financiación podía haber dado un paso al frente, en vez de tanta huelga que al final parece que se hace más contra las familias que contra los dirigentes políticos podían haber apostado por fórmulas más novedosas en su protesta,  ¿qué tal, por ejemplo, que este año no hubiera habido que comprar libros de texto en ningún colegio público? Evidentemente la calidad de la enseñanza no podría caer a causa de ello, pero es posible que en su lucha hubieran implicado a otros actores como editoriales, libreros (que por supuesto hubieran puesto el grito en el cielo), además de sumar para la causa a las familias que se verían directamente beneficiadas por estas medidas. No quiero decir con esto que el tema de los libros de texto haya que ponerlo como arma arrojadiza, pero nos mostraría una escuela publica diferencial.

Nada… tan solo despedirme y decirte que, a mí y a muchos, nos has jodido el septiembre.

Un fuerte abrazo,

Jordi

PD. Esta carta no exime de responsabilidad a la administración educativa, incapaz de editar sus propios materiales y distribuirlos gratuitamente a todos los alumnos que se hallan en el sistema.

Los medios de comunicación cuando llegan a estas fechas tienen dos temas recurrentes, el síndrome post-vacacional y  la cuesta de septiembre. Si pensamos en familias con más de un hijo el roto con el tema de los libros es considerable. Supongo que un buen número de estas familias además no les importaría gastar ese dinero si los libros fueran algo más que un montón de hojas que se traen y llevan del colegio, que a veces ni se utilizan, y de verdad sirvieran para algo, pero es que no es eso lo que parece.

En fin, es lo que tenemos, pero no está de más parar por un momento a reflexionar.

miércoles, 28 de agosto de 2013

La inocencia de los niños

Este vídeo lleva ya un tiempo circulando por internet, pero creo que merece la pena verlo.

Por cierto, es una verdadera pena que según nos hacemos mayores vayamos poco a poco perdiendo esta bendita inocencia...


martes, 20 de agosto de 2013

El error del libro de texto

Curiosa la noticia que publica hoy El País bajo el título "Precausión, libros con errores en México". Según parece, y así lo ha reconocido la Secretaría de Educación Pública (SEP), millones de libros distribuidos por todo México contienen 117 errores, faltas de ortografía o incoherencias. De todos modos ya he comentado en otras ocasiones, que siendo grave lo de los errores a mí, personalmente, lo que me parece un error es el libro de texto en sí mismo.

El diario mexicano La Razón publica en su página web algunos de los errores que ellos mismos han encontrado revisando los libros, y ya aviso de que no tienen desperdicio.

La sensación que queda viendo los errores que se han producido es la de una falta total de interés y despreocupación a la hora de realizar estos manuales, y supongo que las editoriales ponen por delante el interés económico antes que nada.

De todos modos, y aunque quizás no sea habitual, en España también se publican  libros que incluyen en sus páginas un buen número de erratas. Las editoriales en primer lugar, los revisores en segundo y por último los profesores que han recomendado esos libros deberían ser mucho más cuidadosos.

En cualquier caso, aquí, en España, tampoco somos ajenos a esos errores. Este mismo verano en las pruebas de la PAU (Selectividad) en Cataluña se han deslizado unos cuantos errores que al final se terminan solucionando con la apertura de algún inútil expediente...

Estoy acostumbrado a trabajar con libros que incluyen multitud de erratas y especialmente preocupante me parecen esos libros de matemáticas que incluyen la solución de los ejercicios y que, curiosamente, es incorrecta. Hacer un problema que pide el profesor, pensar que está bien y al comprobar ver que no coincide con la solución que aporta el libro termina causando frustración a los alumnos, y no es un tema menor. En muchos casos las dudas que tienen se acrecientan creando una falta de confianza en sí mismos que se podía haber evitado con facilidad.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Una pandilla genial, Cornelia Funke


Este verano he ido varias veces a la biblioteca y he cogido muchos libros. El último que me he leído es este que os voy a contar ahora. Se titula Una pandilla genial y es el primer libro de la colección de Las gallinas locas. La autora es Cornelia Funke.

Geraldine y sus amigas están un poco hartas de que Los pigmeos, la pandilla de los chicos, las gasten bromas pesadas y por eso deciden formar su propia pandilla que se llama Las gallinas locas. Aunque las chicas están siempre pensando en algún plan para fastidiar a los chicos también tienen que resolver el secreto de la casa de la abuela, porque han encontrado una llave negra, pero no saben que secreto oculta.
Gracias a que la abuela se ha ido a visitar a su hermana las cuatro chicas tienen tiempo para averiguar el secreto de la llave, pero la panda de los chicos quiere fastidiarlo. Al final las dos pandillas se unen y se ayudan mutuamente, entonces entre los dos grupos encontraron la cerradura apropiada para la llave.
Dentro del cofre hay una foto de su abuela y abuelo cuando eran jóvenes y la ropa de su boda.

Al principio el libro me pareció un poco rollo porque en la biblioteca mi padre me lo recomendó y empecé a leérmelo un poco de mala gana, pero según iba avanzando la historia y se la iba leyendo a mis hermanas cada vez el libro me gustaba más y se hacía más interesante.
¡Os recomiendo que os lo leáis!

viernes, 9 de agosto de 2013

Nuevo diseño en el blog

El otro día hablando con Paula decidimos que íbamos a cambiar un poco el diseño del blog, porque según ella "era un poco aburrido".

Hemos cambiado algunas cosillas, aunque el fondo sigue siendo blanco para que se pueda leer fácilmente. Los títulos sí que han pasado a color rojo y en la cabecera y las líneas hemos dejado un poco de verde.

De todos modos es posible que en los próximos días sigamos con algunos cambios si Celia y Paula consideran que hay alguna cosilla que puede quedar mejor.

Ahora ya sólo faltan que estas dos chicas se animen un poco a escribir, porque últimamente andan un poco vagas. Espero animarlas para que os hablen de todos los libros que se están leyendo este verano, o del campamento de verano en las Tierras de Erín que estuvo disfrutando Paula, o de las últimas labores que se tienen entre manos y que no les deja tiempo para nada.

¡Esperamos que os guste el nuevo diseño!

El guardián entre el centeno, J.D. Salinger

Uno de esos libros de los que uno ha oído hablar en multitud de ocasiones, para muchos una obra extraordinaria, para otros un libro sobrevalorado... En una reciente lectura que ya reseñaremos por aquí, Suad, escrito por Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, aparecían múltiples referencias a esta obra y decidí que esta iba a ser una de mis próximas lecturas.

Título: El guardián entre el centeno.
Título original: The catcher in the rye.
Autor: J.D. Salinger
Traducción: Carmen Criado Fernández.
ISBN: 978-8420674209
Editorial: Alianza

Número de páginas: 288
Fecha de publicación: 1951
Precio: 9,02 euros en tapa blanda edición de bolsillo.

Sinopsis (Tomada de Lecturalia): Las peripecias del adolescente Holden Caulfield en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo.

El guardián entre el centeno narra la historia, en primera persona, de un adolescente bastante problemático. Posiblemente lo que más me ha llamado la atención es que el libro está escrito de una forma muy especial, con un lenguaje y vocabulario ciertamente limitado pero que se aproxima, y esa puede ser una de sus grandes virtudes, a la forma de hablar o escribir que podría tener un Holden cualquiera. 

Llamativo también el retrato que se hace de la adolescencia, con nuestro protagonista repleto de buenos recuerdos de su niñez, pero a la vez todo lo que suena a adulto le resulta, malo, perverso y falso. 

No voy a entrar en el debate de si estamos o no ante una obra maestra o un libro sobrevalorado, pero creo que hay que situarle muy bien en el contexto del momento en el que fue escrito, con la forma en la que fue escrito y con la historia que cuenta. En ese sentido el libro de Salinger es rompedor, hasta ese momento no se había escrito nada parecido, y posiblemente abrió el campo para mucho de lo que vino después. Un libro para adolescentes, pero también para adultos. A mi no me tocó leerlo en el colegio o en el instituto, pero posiblemente sea un buen libro para tratar en el colegio porque puede dar pie a muchos debates, la actitud ante los demás, la rebeldía, el descubrimiento del sexo...

Como datos curiosos acerca de este libro tenemos que, por expreso deseo del autor la "sinopsis" , y las editoriales no pueden añadir absolutamente nada más que el título y el autor a la portada y contraportada.

Un libro controvertido sin duda alguna, en los años 80 en los Estados Unidos compartía los honores de ser el libro más prohibido y a la vez el segundo más estudiado. Curioso, como podemos ver en la Wikipedia, que el asesino de John Lennon, Mark David Chapman tras asesinarle se pusiera a leer el libro hasta el momento en que llegó la policía y lo arrestó, o John Hinckley Jr. que intentó asesinar a Ronald Reagan también declarase que estaba obsesionado con este libro.

Tras todas estas curiosidades, no tengan miedo, hay millones de personas mentalmente sanas que han leido el libro, pero esto no hace más que agrandar su misterio y las ganas de la gente por leerlo.

viernes, 2 de agosto de 2013

La verdad del caso Harry Quebert, Joël Dicker


Habían sido numerosas las referencias que había leído y escuchado sobre este libro, unas muy favorables y otras justo lo contrario. En cualquier caso no cabe duda de que este libro se ha convertido en un auténtico fenómeno de ventas y es que ingredientes desde luego no le faltan.

Título: La verdad sobre el caso Harry Quebert.
Título original: La vérité sur l’affaire Harry Quebert
Autor: Joël Dicker.

Traducción: Juan Carlos Durán Romero.
ISBN: 
978-8420414065
Editorial: Alfaguara
Páginas: 672
Fecha de publicación: Junio de 2013
Precio: 20,89 euros en tapa blanda, 10,44 euros formato digita
l.


La verdad del caso Harry Quebert me ha gustado, y mucho además. Así que soy uno más del bando de los que consideran esta última novela de Joël Dicker como una gran historia.
El puzzle que pergeña el escritor suizo está maravillosamente diseñado, pero lo que es mejor es que todas las piezas terminan encajando de una manera perfecta.

La historia engancha desde el mismo comienzo y no decae en las cerca de 700 páginas, sino más bien todo lo contrario. No se trata de una novela negra al uso como se puede suponer al leer la sinopsis del libro porque ciertamente tiene bastante más, una -iba a haber escrito bonita, pero no-, digamos que tiene una historia de amor, el adjetivo lo dejo a gusto de cada cual, unos pensarán que es bonita, para otros será triste, quizás desgarradora, e incluso, muy posiblemente, imposible. Son varias las historias que se entremezclan y que al final confluyen de manera perfecta, pero a diferencia de otros libros a pesar de las varias historias todas están muy bien definidas y no nos perderemos en ellas.

Otro punto que no quiero dejar de comentar es el humor que salpica toda la historia, absurdo en ocasiones, de hacer incluso reír, como las conversaciones telefónicas que se traen Marcus y su madre. La crítica a la sociedad de la Norteamérica profunda en la que tan importante se hace en ocasiones el aparentar lo que no se es.

Los tres 31 capítulos de los que consta la historia y que transcurren de forma inversa (del 31 al 1) vienen introducidos por una frase, una conversación entre Marcus y Harry y son de esos de hacer pensar.

De aquí a Navidades serán bastantes los libros que vayan a aparecer, pero estoy convencido de que La verdad del caso Harry Quebert va a ser el libro del año.