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jueves, 4 de noviembre de 2021

En el día internacional contra el acoso y la violencia escolar...


 En el día internacional contra el acoso y la violencia escolar vuelvo a traer al blog un artículo que publiqué en el Semanario Más hace ya casi seis años. 



Acoso escolar: ¿Por qué?

Porque eres negro, o mulato, o blanco. Porque eres musulmana, o atea, o católica. Porque estás gordo, o delgado. Porque eres bajita, o alta. Porque eres feo o porque eres demasiado guapo. Porque llevas gafas, o lentillas o porque no las llevas. Porque sacas mejores notas que yo, o peores, o iguales. Porque viniste de otro país, o de otro pueblo, o eres mi vecino de toda la vida. Porque tienes los ojos rasgados, o porque los tienes igual que yo. Porque eres tímida y callada, o porque eres extrovertida y habladora. Porque eres homosexual, o transexual o heterosexual. Porque eres del Barça, o del Madrid, o del Atlético, o porque no te gusta el fútbol. Porque llevas el pelo largo, o tienes rastas o te afeitas la cabeza. Porque no me gusta la ropa que traes al colegio o porque me gusta demasiado. Porque tu padre es profesor, o bombero, o periodista, o político. Porque un día me miraste mal en el recreo o porque ayer no me miraste cuando pasé a tu lado. Porque te gusta leer poesía, o ciencia-ficción o porque no has cogido un libro en tu vida. Porque eres la peor en Educación Física o porque eres la mejor en todos los deportes. Porque eres antipático y desagradable o porque eres simpático y eso no me gusta. Porque te gusta el rap, o la música clásica, o el jazz. Porque eres una pija, o a lo mejor te veo como una perroflauta. Porque no tienes un Iphone o porque gastas el último modelo...

Pero no, la verdad se reduce a que soy cobarde, los complejos me pueden y tengo un problema, un grave problema. Y además la mayoría prefiere mirar para otro lado, me ríen las gracias, ¿y a ti?, a ti te dejan de lado.

viernes, 17 de agosto de 2018

[Libros LIJ] Eskoria, Alfredo Gómez Cerdá

Una lectura típica en muchos colegios e institutos en educación secundaria, con una temática cercana a los lectores a los que va dirigida y en la que se pueden ver reconocidos y reflejados fácilmente.

168572_183220Título: Eskoria
Autor: Alfredo Gómez Cerdá
ISBN: 9788467510973
Editorial: SM
Fecha de publicación: 2006.
Sinopsis: En las paredes de su cuarto no hay fotos de futbolistas. En su equipo de música no suenan cantantes clónicos ni ritmos prefabricados. En sus estanterías no se acumulan medallas deportivas. En su armario no guarda ropa de marca, confeccionada siguiendo la última moda. En clase escucha y toma apuntes...

¿Es motivo suficiente para llamarle «Eskoria»?

Opinión personal: Una historia dura, tremendamente dura e impactante. Está escrito sin florituras, sin dar importancia a cómo se cuenta la historia pues lo importante es lo que está contando. Gómez Cerdá tiene una dilatada experiencia en la escritura de libros para jóvenes y adolescentes y las temáticas que trata en sus historias suelen ser cercanas a sus lectores. Con un lenguaje sencillo y cercano consigue que  nos podamos meter en la historia como uno más de los protagonistas...

En este caso nos trae una historia de acoso escolar. Acoso en un grado muy severo, no son tonterías ni nimiedades las que sufre el protagonista, bordea los límites de lo admisible. Quizás el protagonista no cumple con los requisitos que podíamos esperar de alguien que sufre acoso, es cierto que es un poco diferente a los demás, pero es diferente simplemente porque sus gustos no son los del resto del rebaño, el fútbol ni le va ni le viene, le gusta la música clásica, es un buen estudiante..., en definitiva un tipo de lo más normal, aunque su actitud chirría a algunos porque no es un borrego más dentro del rebaño.

Un libro que puede dar mucho juego en las aulas, aunque de unos años a esta parte empieza a dar la sensación de que son demasiados libros con el mismo tema y al final puede ocurrir que se asuma como algo habitual y terminemos banalizándolo.

viernes, 29 de enero de 2016

Acoso escolar: ¿Por qué?

Los amigos del Semanario Más me pidieron un artículo para la sección Desde la tribuna de su edición de esta semana y aunque hace sólo unos días publicaba una carta abierta en el blog contra el acoso escolar creo que es un tema que no podemos dejar que caiga en el olvido y además no sirve que nos acordemos sólo de Santa Bárbara cuando truena, así que me pregunté y me respondí.


Acoso escolar: ¿Por qué?

Porque eres negro, o mulato, o blanco. Porque eres musulmana, o atea, o católica. Porque estás gordo, o delgado. Porque eres bajita, o alta. Porque eres feo o porque eres demasiado guapo. Porque llevas gafas, o lentillas o porque no las llevas. Porque sacas mejores notas que yo, o peores, o iguales. Porque viniste de otro país, o de otro pueblo, o eres mi vecino de toda la vida. Porque tienes los ojos rasgados, o porque los tienes igual que yo. Porque eres tímida y callada, o porque eres extrovertida y habladora. Porque eres homosexual, o transexual o heterosexual. Porque eres del Barça, o del Madrid, o del Atlético, o porque no te gusta el fútbol. Porque llevas el pelo largo, o tienes rastas o te afeitas la cabeza. Porque no me gusta la ropa que traes al colegio o porque me gusta demasiado. Porque tu padre es profesor, o bombero, o periodista, o político. Porque un día me miraste mal en el recreo o porque ayer no me miraste cuando pasé a tu lado. Porque te gusta leer poesía, o ciencia-ficción o porque no has cogido un libro en tu vida. Porque eres la peor en Educación Física o porque eres la mejor en todos los deportes. Porque eres antipático y desagradable o porque eres simpático y eso no me gusta. Porque te gusta el rap, o la música clásica, o el jazz. Porque eres una pija, o a lo mejor te veo como una perroflauta. Porque no tienes un Iphone o porque gastas el último modelo...


Pero no, la verdad se reduce a que soy cobarde, los complejos me pueden y tengo un problema, un grave problema. Y además la mayoría prefiere mirar para otro lado, me ríen las gracias, ¿y a ti?, a ti te dejan de lado.


Acoso escolar


 

jueves, 21 de enero de 2016

Carta abierta... contra el acoso escolar

cartaEn estos últimos días se está hablando, y mucho, del acoso escolar. Ayer publicaba el periódico El Mundo la carta de Diego, un niño de 11 años, que se suicidó el pasado 14 de octubre y el tema parece que ha vuelto a ponerse de actualidad (no voy a entrar en el detalle de si este es, o no, un caso de acoso escolar, yo creo que de la carta se pueden sacar distintas opiniones y lo mejor será dejar trabajar a la justicia y la inspección educativa). No es el primer caso, y lamentablemente no será el último. Muchas veces parece que si no sale en las noticias no hay noticia, estamos muy acostumbrados a ello pero me temo que este año puede convertirse en tema estrella. Tiene su morbo, los protagonistas son menores y a los medios de comunicación les da mucho juego...


Preguntando a chavales por el acoso escolar uno escucha de todo, desde aquellos que no saben siquiera de que se trata hasta que alguien pronuncia la palabra bullying, a los que recuerdan que sí, que en clase les pusieron una peli que se titulaba "Cobardes". Resulta curioso que cuando alguno va a contar algo enseguida le recomiendan que mejor se calle, como si fuera un tema que resulta un tanto tabú, si no se habla de ello, casi mejor. También los hay que cuentan algún caso relativamente cercano, algo que sucedió en su colegio, como esa chica o ese chico con el que nunca llegaron a hablar y que se marchó a otro colegio pero sin tener demasiado claro si fue debido al acoso que sufría o era otro el motivo. Pero a mí personalmente hay dos aspectos que me llaman poderosamente la atención, uno es que los chavales dicen no detectar esos casos a su alrededor y aunque no deja de ser una suposición creo que no es porque no exista, sino porque no lo dan importancia. El otro aspecto es que suelen reconocer abiertamente que tampoco se preocupan lo más mínimo por ese compañero que no se relaciona con los demás, será porque es raro, dicen aún siendo conscientes de que le están haciendo el vacío.


El editorial de El Mundo de hoy titula que los colegios son la clave para detener el acoso escolar. Sí, y no.


Sí, porque deben cambiar su forma de actuar, no sirve el negarlo todo, el decir aquí no pasa eso, en este colegio no hay casos de acoso. Los colegios son fiel reflejo de la sociedad y esos casos existen casi me atrevería a decir que en todos los centros escolares. Hay que formar a los profesores para que sean capaces de detectar y de cortar los casos de raíz, hay que informar muy claramente a las familias implicadas, a las del acosado y a las de los acosadores, hay que ponerse del lado del chaval que sufre acoso, ofrecerle todo el apoyo, y hay que poner los medios necesarios para visualizar el problema, para ser los primeros en denunciar los hechos.


Y no. No, porque la prevención de estos hechos también tiene que venir desde casa, desde la familia y es que estamos escuchando y leyendo muchos consejos sobre cómo detectar si un niño está sufriendo acoso. Me valen, pero yo sinceramente pondría el foco en otro tipo de consejos, unos consejos que me parecen mucho más importantes y fundamentales, cómo educar a nuestros hijos para que nunca, jamás, se burlen de otros. El problema siempre parece que está fuera, nunca en casa. ¡Cuidado con eso!


Hace un par de días leía en el blog de Antonio Esquivias un artículo de Verónica Prieto titulado Acoso escolar: la punta de un iceberg sumamente interesante y esclarecedor sobre este tema. Recomiendo su lectura completa y entresaco un párrafo:




En AMACAE me cuentan la variedad de casos de bullying que llegan a sus manos, por lo general encuentran que las víctimas y sus familias no saben cómo actuar dentro de una sociedad que parece blindada contra este tipo de violencia escolar. Ellas explican qué y cómo deben hacer las familias ante tanta burocracia, procesos interminables y puertas cerradas (acosadores menores de 14 años, centros que no admiten tener situaciones de acoso escolar, casos cerrados por falta de pruebas, etc). Comentan, que parece haber más protección hacia los acosadores que hacia las propias víctimas y que al final las familias de estas últimas son tratadas como problemáticas porque denuncian la situación, no ayudando nada a la carga emocional y psicológica que de por sí lleva el niño/a agredido/a. Según AMACAE con respecto a los casos que les han llegado, en la Comunidad de Madrid 27 niños han tenido que cambiar de centro escolar este curso académico por motivos de salud y por su seguridad. Incluso el número de niños que están recibiendo atención psicológica es mayor. Esta situación es tremendamente injusta para la víctima, que se va con la percepción de que nadie ha podido hacer nada y una sensación de culpabilidad en sus espaldas. Además, no por cambiar de centro escolar, el acoso acaba. Al final la percepción de “vencedor” es para el acosador que sale apenas impune de esta situación de cara al resto de alumnos, con lo que seguimos propiciando este tipo de conductas. ¿Cómo puede ser que en algunos de estos casos, haya familias que son perseguidas por las familias de los alumnos acosadores? ¿Hasta donde estamos llegando? En algunos casos, han tenido que cambiar de residencia e incluso de provincia por estos motivos, huir como si fueran los culpables de una situación que no buscaban. Sin duda, esto no nos puede dejar impasibles… simplemente, NO SE DEBE PERMITIR.



¿... parece haber más protección hacia los acosadores que hacia las propias víctimas y que al final las familias de estas últimas son tratadas como problemáticas porque denuncian la situación, no ayudando nada a la carga emocional y psicológica que de por sí lleva el niño/a agredido/a?


¿Cómo puede ser esto posible? No, no se puede ni se debe permitir.


JL

martes, 27 de enero de 2015

Esas jóvenes hijas de puta

Podía haber dejado el artículo que ha publicado esta semana Arturo Pérez Reverte para la sección de Mis enlaces semanales, pero he preferido no dejarlo pasar y traerlo al blog de una manera más amplia.

Pérez Reverte escribe en XL Semanal una columna titulada Patente de Corso. La patente de corso (Wikipedia) era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las ciudades (en su caso las corporaciones municipales) por el cual el propietario de un navío tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.

Pérez Reverte es un tipo que no suele dejar indiferente, habla alto y claro, y al que no le guste que se aguante. Crítico con unos y otros, incómodo para la mayoría. Esta semana ha utilizado esa patente de corso que le ofrece su columna para, con un lenguaje áspero, desagradable incluso, pero atinado para mi gusto, publicar un artículo que creo que no debemos dejar de leer, puede gustar más o menos, pero me parece muy cargado de razón.

Aunque el lenguaje sea fuerte creo que es un buen artículo para leer en las clases de ESO y Bachillerato.
Supongo que a muchos se les habrá olvidado ya, si es que se enteraron. Por eso voy a hacer de aguafiestas, y recordarlo. Entre otras cosas, y más a menudo que muchas, el ser humano es cruel y es cobarde. Pero, por razones de conveniencia, tiene memoria flaca y sólo se acuerda de su propia crueldad y su cobardía cuando le interesa. Quizá debido a eso, la palabra remordimiento es de las menos complacientes que el hombre conoce, cuando la conoce. De las menos compatibles con su egoísmo y su bajeza moral. Por eso es la que menos consulta en el diccionario. La que menos utiliza. La que menos pronuncia.

Leer el artículo completo en su página personal.