Llegué al corto a través de mi lector de feeds. Lo vi, me gustó, visité la página de la productora y me llamó la atención de que no estuviera disponible en su web. Ciertamente indicaban que el corto podía verse en distintos festivales. En Youtube, y también en otras plataformas, estaba compartido por distintos usuarios así que utilicé uno de esos enlaces para compartirlo aquí en el blog. En los siguientes días el corto seguía propagándose viralmente y pronto saltaba también a los teléfonos móviles a través de Whatsapp, Telegram, Hangouts, etc. A mi al menos me llegó a través de estas tres plataformas de mensajería instanstánea.
Hasta aquí todo más o menos bastante comprensible. Después aparece un artículo en el Huffington Post en el que muestran las dos caras del éxito. Este artículo también ha sido compartido por redes sociales y mensajería instantánea hasta la saciedad.
Dice el artículo refiriéndose al éxito del corto que:
Es un éxito amargo para Solís, que creó Cuerdas inspirado por sus hijos, Alejandra y Nicolás. En una entrevista este martes en el programa de Ramón García en la cadena Cope, el director del corto criticó a los responsables de que el corto esté colgado íntegro sin su permiso.
"Yo soy una víctima más, pero hay un equipo muy grande de gente que está detrás del corto y que ha conseguido que esto salga bien", dijo Solís, según recoge la web de la Cope. "El tener un Goya no ayuda a una familia como la mía. Al final cada uno le tiene que limpiar el culete a su hijo con 20 años y ahí no hay nadie para ayudarte", añadió, lamentando además que "iba a comprar una silla nueva para mi hijo y ya no vamos a poder comprarla". Esas sillas pueden llegar a costar varios miles de euros.
Y aquí, es cuando creo que patina Pedro Solís, porque empieza a mezclar cosas. Entiendo, como padre, su comentario sobre la silla que iba a comprar a su hijo, pero intentar tocar la fibra más sensible no me parece ni justo ni acertado. Creo que hay que adaptarse a los tiempos y posiblemente el equipo de Cuerdas debía haber previsto lo que podía suceder. Ellos podían haber intentado rentabilizar este corto mediante la publicidad en Youtube. Esos millones de visitas que habrían conseguido les habrían dado para comprar esa silla de ruedas. Pero no lo vieron.
En Internet ha habido iniciativas que han funcionado, recuerdo a Juan Gómez Jurado por ejemplo cuando puso su libro gratis en Internet aunque quién quisiera podía donar un euro a Save the Children. Muchos entonces conocieron, o conocimos a este escritor, que ha pasado de autopublicarse a tener el respaldo detrás de una editorial como Planeta con la que acaba de publicar su última novela, El Paciente.