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lunes, 22 de septiembre de 2014

Aburrido con los libros de texto

Supongo que en algún momento puedo parecer cansino y reiterativo con el tema de los libros de texto, pero cuanto más lo pienso más me indigna.

Ayer mismo a raíz de un artículo que publicaba Antonio Ortíz en El confidencial -Suenan las campanas por el libro de texto- se abría un debate en Twitter en el que participaban Enrique Dans que luego publicaba otro incendiario artículo contra el libro de texto en su blog -No digitalicemos el libro de texto-  y Borja Adsuara. Seguir estas conversaciones por Twitter es un auténtico caos, pero aquí se puede encontrar un pequeño resumen.

No soy tan radical ni tan vehemente como Dans que terminaba su artículo así, pero reconozco que tiene su buena parte de razón:
El libro de texto debe morir, cuanto antes mejor, sea en papel o en electrónico. Debemos matar el concepto, no su forma. Como sociedad, deberíamos considerar urgente que, en la era de la red, nuestros hijos supiesen aprender a extraer conocimiento de manera eficiente del lugar en el que se encuentra todo el conocimiento. No de un maldito sistema cerrado. No tienen que aprender lo que está en un libro por decisión de una editorial, de un gobierno o de un profesor. No tienen que tragarse los prejuicios de nadie, ni siquiera los de sus profesores o los de sus padres. Tienen que aprender otras cosas. Habilidades fundamentales para vivir en el tiempo en que les ha tocado vivir. Algo que un libro de texto NUNCA les va a enseñar.

Podemos hablar y mucho de los libros de texto, pero al final nos terminamos desviando del tema principal que es, o debía ser, la educación y empezamos a hablar de negocios y de dinero que eso sí mueve el mundo. Lo de los libros no es más que un negocio gigante con pies de barro que empieza a desmoronarse pero con el que muchos se siguen llenando los bolsillos.

Leo hoy mismo que en Extremadura este año 11.000 alumnos estudiarán con libros de texto digitales, pero claro la letra pequeña dice que serán las familias quienes tengan que hacerse cargo de la tableta o el notebook que podrán adquirirse en el mercado a un precio que irá de los 250 a los 300 euros. «Actualmente existen equipos de este precio pensados para una duración de al menos cuatro años», se indica en el folleto que está entregado a los padres afectados por el cambio de modelo educativo. Estamos haciendo un pan con unas tortas, te gastas 300 euros por chaval más luego las licencias que hay que seguir pagando para usar el "libro" porque aunque sean más baratas siguen costando dinero y que además no sirven para el año que viene, ni para el hermano que viene detrás...

Hace unos días, buscando por Internet, me encontré con un libro de Lengua de 6º de Primaria de la Editorial SM del año 2007 dejo aquí el primer capítulo, mi hija este año usa el de 2011 del que dejo también aquí el primer capítulo. ¿Diferencias entre uno y otro? Un problema distinto, en uno pone sustantivo y en el otro sustantivo o nombre y poquito más que contar. Este libro, probablemente, el año que viene no servirá porque los alumnos que el año que viene cursen 6º de Primaria se verán afectados por la ley Wert y el consiguiente cambio de libros, pero me juego el cuello a que otro pequeño retoque y el libro sigue siendo en esencia el mismo. Editoriales, distribuidoras, libreros, colegios...

Otra más, mi hija pequeña este año hace 3º de Infantil y comienzan a leer, las mayores usaron la cartilla de Letrilandia que sirvió para las dos mayores y para sus primos, este año a ella, mala suerte, le ha tocado cambio de cartilla, pasamos de Letrilandia a la Galaxia de las Letras y como las editoriales no dan puntadas sin hilo han decidido que la cartilla también se escriba y así toca unir palabras con dibujitos, y además ponemos pegatinas, con lo que seguro que muchos hermanos pequeños vuelven a pasar por caja ¿o no es verdad?

miércoles, 8 de enero de 2014

A vueltas con los libros de texto

LibroCon la vuelta al cole el blog tiene que volver por sus fueros y hoy toca de nuevo el tema de los libros de texto. El pasado viernes muchos tuiteros se hacían eco de una noticia que aparecía publicada en la página web de la Cadena Ser en la que se podía leer que la nueva ley de educación, más conocida como Ley Wert, iba a obligar a cambiar los libros de 180 asignaturas. Según se podía leer en la noticia José Moyano, presidente de ANELE, la Asociación de Editores de Libros de Texto, informaba de que el sector había recibido el encargo de ir preparando los nuevos manuales correspondientes a Primaria, ESO, la nueva FP básica, así como los grados de Formación Profesional y Bachillerato. "Todo es nuevo porque no sólo hay cambios en los temarios sino también en la manera de estructurarlos y la metodología de aprendizaje"...
Supongo que el Teorema de Pitágoras no habrá cambiado, aunque con las leyes educativas que nos gastamos en nuestro país nunca se sabe.

Curioso como se planteaba la noticia en la web de la Ser, intentando vender que el coste de poner en circulación estos nuevos libros iba a oscilar entre los 3 y los 90 millones de euros dependiendo de cada editorial. Digo que me resulta curioso porque yo más que coste para las editoriales aquí lo que veo es un jugoso negocio. Muy jugoso por cierto. No me olvido que la Cadena Ser pertenece a Prisa igual que una de las principales editoriales de libros de texto, Santillana. Por si alguien quiere profundizar este enlace aclara bastante.
Continuaba la noticia diciendo que la patronal del sector aseguraba que:
aunque los plazos son muy ajustados, los libros estarán a tiempo en las aulas siempre que las comunidades aprueben a tiempo sus decretos autonómicos antes de junio, para poder imprimir los libros en verano. "Será un esfuerzo importante porque nunca hemos tenido que sacar tantos manuales nuevos en un periodo de tiempo ya corto, pero los libros estarán listos, aunque eso sí, damos por hecho que este año la impresión física de los ejemplares se retrasará hasta los meses de agosto e incluso septiembre".

Deduzco de aquí que las editoriales van a comenzar a preparar sus libros sin que los decretos autonómicos estén aprobados, con lo que podría darse el caso de que se preparen libros de texto que luego no cumplan con los requisitos que marque el gobierno de turno.

La noticia también señala que -Inicio del modo irónico- las editoriales harán todo el esfuerzo posible para que no haya un incremento de precios -fin del modo irónico-.

Por cierto en la noticia nada se habla del tema de la mochila digital un tema que da más miedo que otra cosa, porque al final los que terminan pagando el pato son o somos los de siempre.

Y ante esto, las familias ¿qué? Pues ajo, agua y resina. A joderse, aguantarse y resignarse. Una primera idea de lo que se avecina con estos cambios es que los bancos de libros de texto que con mayor o menor fortuna iban creándose pasan a mejor vida.

Elena Alfaro publicaba en su blog Inquietanzas, Ninguna buena acción queda sin castigo, dice el refrán y nos cuenta que tras lo que parecía un gran éxito de la ciudadanía cuando se sacó adelante una PNL con los libros de texto como protagonistas todo parece indicar que las cosas no pintan demasiado bien. Elena muestra su temor y su desesperanza, por lo pronto a los pocos días de la aprobación de esta PNL desde el ministerio se habló de la eliminación total de las becas de libros de texto por su parte.

Por mi parte estoy tratando de reunir en la misma mesa a sindicatos de profesores y asociaciones de padres (CSIF, FSIE, STES, UGT, ANPE, USO, CONCAPA y CEAPA, por desgracia CCOO me da error una y otra vez) para buscar una solución, un punto de partida común, de mínimos, fuera de ideología, porque he llegado a sentir que en lugar de ayudar, con la petición y todo mi esfuerzo, he logrado que la situación pueda llegar a ser más desgraciada.

Porque tal vez, si la administración no responde mostrando respeto por la inteligencia de los ciudadanos a los que dice administrar, llegará el momento de plantarnos padres y profesores. De utilizar masivamente materiales libres o de creación propia de los docentes y mirar con lupa esos libros que tantos cambios dicen tener y negarnos a cambiarlos más allá de lo estrictamente imprescindible, actuando como personas responsables, con criterio y por qué no decirlo, cierto valor.

De imprescindible lectura el artículo de Jordi Martí: La Ley Wert NO obliga a usar libros de texto. En cualquier caso un resumen muy breve sería que la culpa de usar libros de texto recae únicamente en profesores y departamentos, la ley no obliga a usar libros.

Reconoce Jordi que no le gustaría finalizar su artículo sin comentar que a veces hay presiones para que los docentes usen un determinado libro de una editorial concreta (especialmente en los centros concertados y privados). Que esas presiones existan no significa que haya ninguna ley que lo ampare. Ceder a esas presiones -que no tienen nada que ver con la calidad de la docencia- es algo que no debería hacerse. Algo que no se denuncia por miedo a perder sus puestos de trabajo.

Son muchos los intereses que hay en juego, las editoriales que, como decía más arriba hablan de esfuerzo pero se relamen ante lo que se avecina, libreros, colegios concertados y privados que han encontrado en la venta de libros una interesante fuente de financiación, Asociaciones de Padres que también venden libros.

Posiblemente vaya siendo hora de que las familias y los profesores, como decía Elena, digamos que hasta aquí hemos llegado.