miércoles, 14 de abril de 2021

Impuestos para arriba, para abajo, que sí, que no...


Está entretenida la cosa aquí en Madrid. Es normal, lo más normal del mundo, que cuando hay unas elecciones en el horizonte unos hablen de bajar impuestos (lo de bajar impuestos suena muy bien, no lo neguemos, a ninguno nos gusta que nos toquen el bolsillo), otros hablan directamente de subirlos, pero matizan, porque lo de subir impuestos suena mal, así que cuando ellos lo dicen, lo que significa es que sólo van a subírselos  a los ricos, que para eso tienen mucho dinero. Lo malo es que al final todos debemos ser ricos porque nos los suben a todos, ya me dirán ustedes si el impuesto a los coches sólo lo pagan los ricos, o el iva sólo lo pagan los ricos, o el impuesto de sucesiones sólo lo pagan los ricos, o el IBI, ... 

Pero lo mejor con diferencia en esta campaña está siendo lo del PSOE, no es que no tengan claro si los quieren subir o bajar, es que no tienen claro ni lo que tienen que decir, ni quién lo tiene que decir. Todos asumimos que los políticos no nos dicen toda la verdad, que ni siquiera una parte de lo que nos dicen es verdad, vamos, dicho en plata, que todo lo que nos dicen es mentira, pero al menos estaría bien que los del mismo partido digan las mismas cosas, porque es que están rompiendo la baraja..., alguno tiene que estar diciendo la verdad porque sin inmutarse lo más mínimo son capaces de decir lo uno y lo otro a la vez, y hasta lo que está en medio de lo uno y de lo otro. 

Llega Gabilondo y dice que en lo que queda de legislatura no va a tocar los impuestos, los del PP le echan en cara que dos meses decía que sí, que había que tocarlos, llega la ministra portavoz (ojo que tiene un eximente porque a lo mejor lo que ha dicho era lo contrario que quería decir, no sería la primera vez, es locuaz hasta decir basta, pero que tengamos claro lo que significa lo que haya dicho ya es otro cantar) y lleva la contraria a Gabilondo. Y entonces sale Sánchez, el inefable, y que ni sí ni no sino todo lo contrario, una de cal y otra de arena y Gabilondo con el culo al aire. Y en ese momento, el hombre soso, serio y tranquilo dice que se va a hacer lo que diga él... y llegamos los madrileños y nos lo creemos. O no. 

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