Hace ahora un par de años publicaba en el blog una entrada en la que compartía un impactante vídeo de Save the Children que ya ha superado los 53 millones de visualizaciones y que ahora tiene su continuación con una segunda parte con la misma protagonista.
Lily ya tiene 11 años y vive en Londres. Un Londres sometido a las bombas y a la barbarie de la guerra. Como tantos otros y con el fin de escapar del terror, Lily emprenderá un viaje que le llevará hasta Alemania, después de atravesar toda clase de calamidades durante un año, calamidades no muy diferentes a las que tienen que soportar los refugiados que intentan llegar a Europa.
La campaña pretende remover las conciencias adormiladas de los ciudadanos europeos acercando el conflicto que viven los menores sirios a nuestros propios hijos. Bajo el lema Está pasando. Está pasando aquí, el nuevo vídeo retoma la acción donde terminó el anterior e intenta condensar el sufrimiento de los menores refugiados desde que dejan atrás su país hasta que consiguen, si lo logran, asentarse en un estado europeo.
https://www.youtube.com/watch?v=nKDgFCojiT8
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martes, 10 de mayo de 2016
martes, 29 de marzo de 2016
#elviajedesuvida, campaña de sensibilización de Unicef
La crisis de refugiados y migrantes que estamos afrontando ahora es la mayor desde el fin de la segunda guerra mundial. UNICEF ha lanzado esta campaña de sensibilización con objetivo de generar empatía e informar sobre la situación de los niños y niñas migrantes y refugiados en todo el mundo. #elviajedesuvida. Puede gustar más o menos, pero merece la pena verla.
https://www.youtube.com/watch?v=PX4V-02w92w
https://www.youtube.com/watch?v=PX4V-02w92w
jueves, 3 de septiembre de 2015
Carta abierta a... quien tenga a bien leerla
Una nueva carta, sin un destinatario particular, dirigida simplemente a quien tenga a bien leerla. Creo que sobran las palabras, pero si sirve para algo ahí queda.
Querido lector:
¡Qué cosas! Lo que no vemos no existe, y aún así lo que vemos, lo filtramos, lo damos la vuelta cuando nos interesa, intentamos banalizarlo y lo mandamos al olvido más pronto que tarde. No ha sido la primera vez, pero tampoco será la última. No estamos dispuestos a salir de la zona de confort y enfrentarnos a la cruda realidad. ¿Para qué?
Es la foto de la vergüenza, la foto de un niño que nunca llegará a saber qué es lo que dentro de 11 días los líderes europeos decidirán -nótese la negrita con que remarco la palabra-, reunidos alrededor de una mesa, sobre seres humanos iguales que él. Mientras tanto aquí seguimos, esta carta incluida, hablando por ejemplo de si es ético o no publicar fotografías como la que acompaña estas líneas. Así pasamos el tiempo en occidente. Vivimos muy bien aquí.
Pedro Simón, en otro más de sus magníficos artículos, decía ayer esto:
Y pienso: la foto, que es muy dura, tremenda, no es nada comparado con lo que tiene que ser la realidad. Nada.
He buscado entre mi colección de enlaces, y he encontrado, un artículo que escribió Pérez-Reverte hace tres años. Pensaba que era más antiguo, más cercano a su vivencia en la guerra de los Balcanes, pero es sólo de hace tres veranos. Se titula Prefieren no mirar y comienza así:
Así que, querido lector, como ves la foto no es nueva, es la misma foto que viene produciéndose día tras día, desde hace años, y que de vez en cuando algún fotógrafo tiene la suerte o la desgracia, nunca se sabe, de guardar en su cámara y compartir con los que estamos cómodos en casa.
La foto no deja indiferente, pero casi. No nos engañemos. Escribir sobre esa foto, sobre toda la tragedia que tras ella se esconde, es desperdiciar palabras. Es una imagen que ganará premios, es la imagen perfecta de la tristeza, pero realmente si tanto nos molestara lo importante sería ponernos a hablar de soluciones, de remedios. El de los refugiados es un problema muy serio, pero una vez más, los europeos ya sea por cobardía, ya sea por desidia, da igual, no nos atrevemos a encararlo de una manera directa.
Hoy esta viñeta de Gallego y Rey lo recoge de manera magistral:
Así, a bote pronto se me ocurren tres posibilidades: la primera, la que estamos llevando a cabo y aplicando con rotundidad desde el principio es la de no hacer nada. Mirar para otro lado, hasta que una puñetera foto haga que se remuevan algunas conciencias... Portada de periódicos, apertura de telediarios, viralidad en las redes sociales y hasta... la próxima. La segunda opción sería tirar por el camino de en medio e intervenir militarmente. Una medida que además de incierta (basta ver los últimos ejemplos en Irak, Afganistán...) costaría muchísimo dinero y un número de vidas de soldados europeos (las de los sirios ya sabemos que importan menos) que nadie estará dispuesto a asumir. La última opción, la que supongo que elegiríamos todos, la más sensata es actuar como está haciendo Alemania. Muchos critican a Merkel por su papel dominante en Europa, por sus políticas, pero cada vez que hay un problema el resto de países se ponen, o nos ponemos, de perfil. Ya vendrán otros a solucionarlo.
Más de medio millón de muertos, que se dice pronto, se ha cobrado ya la guerra civil siria. Lo solucionaremos poniendo un lacito de algún color en nuestro muro o usando un imaginativo #hashtag, y si no tiempo al tiempo. En cuanto vuelva el fútbol seguiremos hablando del fichaje de De Gea, del peinado de Ronaldo o del regate imposible de Messi. Pan y toros que se decía antes.
JL
Querido lector:
¡Qué cosas! Lo que no vemos no existe, y aún así lo que vemos, lo filtramos, lo damos la vuelta cuando nos interesa, intentamos banalizarlo y lo mandamos al olvido más pronto que tarde. No ha sido la primera vez, pero tampoco será la última. No estamos dispuestos a salir de la zona de confort y enfrentarnos a la cruda realidad. ¿Para qué?
Es la foto de la vergüenza, la foto de un niño que nunca llegará a saber qué es lo que dentro de 11 días los líderes europeos decidirán -nótese la negrita con que remarco la palabra-, reunidos alrededor de una mesa, sobre seres humanos iguales que él. Mientras tanto aquí seguimos, esta carta incluida, hablando por ejemplo de si es ético o no publicar fotografías como la que acompaña estas líneas. Así pasamos el tiempo en occidente. Vivimos muy bien aquí.
Pedro Simón, en otro más de sus magníficos artículos, decía ayer esto:
Lo normal a los tres años es verlos en la orilla con el bañador y no vestidos. Lo normal es verlos dando saltos y no tumbados de este modo: boca abajo y de lado, como escuchando el latido de la tierra. Si es que ésta tiene todavía corazón.
Y pienso: la foto, que es muy dura, tremenda, no es nada comparado con lo que tiene que ser la realidad. Nada.
He buscado entre mi colección de enlaces, y he encontrado, un artículo que escribió Pérez-Reverte hace tres años. Pensaba que era más antiguo, más cercano a su vivencia en la guerra de los Balcanes, pero es sólo de hace tres veranos. Se titula Prefieren no mirar y comienza así:
Hieren su sensibilidad. O sea, molestan a los lectores. Los desconsiderados redactores que metieron en los periódicos de papel o digitales unas fotos de niños escabechados en la última matanza de la guerra civil siria, no tuvieron en cuenta que enseñar cadáveres es de mal gusto. Incurrieron en el voyeurismo sórdido. Y claro, numerosos ciudadanos irritados se han dirigido a los medios correspondientes, afeándoles la conducta. Niños degollados y sangre. Qué espanto. Qué inapropiado. Me han causado ustedes un problema de tipo emocional de aquí te espero. Hacen de la muerte un espectáculo, de la tragedia un morbo. Mostrar carnaza es propio de periódicos y revistas de baja categoría. Una falta de respeto para lectores y víctimas. Etcétera.
Así que, querido lector, como ves la foto no es nueva, es la misma foto que viene produciéndose día tras día, desde hace años, y que de vez en cuando algún fotógrafo tiene la suerte o la desgracia, nunca se sabe, de guardar en su cámara y compartir con los que estamos cómodos en casa.
La foto no deja indiferente, pero casi. No nos engañemos. Escribir sobre esa foto, sobre toda la tragedia que tras ella se esconde, es desperdiciar palabras. Es una imagen que ganará premios, es la imagen perfecta de la tristeza, pero realmente si tanto nos molestara lo importante sería ponernos a hablar de soluciones, de remedios. El de los refugiados es un problema muy serio, pero una vez más, los europeos ya sea por cobardía, ya sea por desidia, da igual, no nos atrevemos a encararlo de una manera directa.
Hoy esta viñeta de Gallego y Rey lo recoge de manera magistral:
Así, a bote pronto se me ocurren tres posibilidades: la primera, la que estamos llevando a cabo y aplicando con rotundidad desde el principio es la de no hacer nada. Mirar para otro lado, hasta que una puñetera foto haga que se remuevan algunas conciencias... Portada de periódicos, apertura de telediarios, viralidad en las redes sociales y hasta... la próxima. La segunda opción sería tirar por el camino de en medio e intervenir militarmente. Una medida que además de incierta (basta ver los últimos ejemplos en Irak, Afganistán...) costaría muchísimo dinero y un número de vidas de soldados europeos (las de los sirios ya sabemos que importan menos) que nadie estará dispuesto a asumir. La última opción, la que supongo que elegiríamos todos, la más sensata es actuar como está haciendo Alemania. Muchos critican a Merkel por su papel dominante en Europa, por sus políticas, pero cada vez que hay un problema el resto de países se ponen, o nos ponemos, de perfil. Ya vendrán otros a solucionarlo.
Más de medio millón de muertos, que se dice pronto, se ha cobrado ya la guerra civil siria. Lo solucionaremos poniendo un lacito de algún color en nuestro muro o usando un imaginativo #hashtag, y si no tiempo al tiempo. En cuanto vuelva el fútbol seguiremos hablando del fichaje de De Gea, del peinado de Ronaldo o del regate imposible de Messi. Pan y toros que se decía antes.
JL
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