Cuando hace unas semanas me enteré de que estaba a punto de publicarse el nuevo libro de Juan Gómez-Jurado tuve muy claro cuál iba a ser una de mis próximas lecturas... Yo no sabía quién era ese tal Gómez-Jurado hasta que un día montó una gorda con Alejandro Sanz. Ese día descubrí a un escritor que desde entonces no he dejado de seguir.
Título: Reina roja.
Autor: Juan Gómez-Jurado.
Editorial: Ediciones B
ISBN: 978-8466664417
Número de páginas: 568
Fecha de publicación: Noviembre 2018.
Sinopsis: Antonia Scott es una mujer muy especial. Tiene un don que es al mismo tiempo una maldición: una extraordinaria inteligencia. Gracias a ella ha salvado decenas de vidas, pero también lo ha perdido todo. Hoy se parapeta contra el mundo en su piso casi vacío de Lavapiés, del que no piensa volver a salir. Ya no queda nada ahí fuera que le interese lo más mínimo.
El inspector Jon Gutiérrez está acusado de corrupción, suspendido de empleo y sueldo. Es un buen policía metido en un asunto muy feo, y ya no tiene mucho que perder. Por eso acepta la propuesta de un misterioso desconocido: ir a buscar a Antonia y sacarla de su encierro, conseguir que vuelva a hacer lo que fuera que hiciera antes, y el desconocido le ayudará a limpiar su nombre. Un encargo extraño aunque aparentemente fácil.
Pero Jon se dará cuenta en seguida de que con Antonia nada es fácil.
Opinión personal: Leer a Gómez-Jurado no es un ejercicio difícil, más bien todo lo contrario. Su prosa es ágil y fluida, sencilla, sin circunloquios extraños que aporten poco o nada, pero es que además engancha. Engancha de una manera terrible.
Aún así creo que en esta última novela el autor se ha superado. Consigue atrapar al lector desde las primeras líneas, con unos personajes sumamente interesantes, ella y él; ella una inteligencia muy por encima de cualquier cosa que nos podamos imaginar, y él, que no está gordo. ;) No falta el humor en el libro, de hecho arranca más de una sonrisa y más de dos porque tampoco faltan ironía o sarcasmo en la historia, ni crítica social, ni referencias a la cultura pop, ni... A la historia, ciertamente, no le falta casi de nada, y es que incluso alguno de los personajes que aparecen nos van a recordar de manera casi inmisericorde a personajes muy reales de empresas muy reales en un mundo muy real, y aunque no podamos de tener un cierto sentimiento de empatía con ellos por la situación a la que se ven abocados lo cierto es que Gómez-jurado les enfrenta a sus auténticas contradicciones, que también las tienen, como todo hijo de vecino.
La historia no va a terminar aquí y de hecho tengo la sensación (algo más que la sensación) de que tampoco ha comenzado aquí... No sé si es incluso un juego que nos (se) propone el autor, pocos hay que manejen tan bien como él los tiempos, las redes sociales, el marketing... y creo que algo de eso tenemos.
No me equivocaré si digo que este libro va a copar los primeros lugares de las listas de más vendidos, y además, muy posiblemente, será uno de los regalos estrella en estas próximas navidades, aunque no quiero pasar por alto el detalle de que el libro en formato digital, ya desde su lanzamiento, tiene un coste de menos de 5€.
Por cierto, alguien no ha hecho todo el trabajo que había que hacer en la editorial.
miércoles, 14 de noviembre de 2018
jueves, 8 de noviembre de 2018
[Libros] Tierra de valientes, Felipe Sastre
Agradecer una vez más a Javi de Ríos que me puso sobre la pista de este libro, y es que no todo tienen que ser Pérez-Reverte, Posteguillo o Gómez-Jurado y de vez en cuando, aunque solo sea por higiene lectora, conviene probar lecturas diferentes.
Título: Tierra de valientes.
Autor: Felipe Sastre.
Editorial: Autopublicado
ISBN: 978-1719846370
Número de páginas: 118
Fecha de publicación: Agosto 2018.
Sinopsis: Ambientada en una pequeña ciudad europea durante los años de la Segunda Guerra Mundial, esta novela está escrita desde los ojos inocentes de un niño. Tierra de valientes presenta un punto de vista diferente: a través de los recuerdos y de las propias experiencias del niño, este razona sobre el amor y el cariño parental.
El contacto con el conflicto sirve al protagonista para reflexionar sobre el concepto de patria y la arbitrariedad de una contienda armada, planteándose valores como la lealtad, la honestidad o la solidaridad y cuestionándose muchos otros.
Las relaciones que establece con sus amigos abordan temas de actualidad, como el acoso hacia las personas diferentes o los más débiles. Mientras tanto, su amistad con Elena presenta las dificultades y vacilaciones del primer amor.
«Hasta los hombres duros se agotan de tanta riña. Y, al final, todo se acababa, hasta los tiempos de guerra».
Opinión personal: Siempre tengo mis cautelas cuando voy a leer un libro autopublicado, me pregunto por la maquetación, por si habrá erratas, por si lo habrán revisado una y mil veces, o por si será flojo y por eso no hay una editorial detrás...
Pues bien, Tierra de valientes, despeja todas y cada una de esos miedos y cautelas. El libro está perfectamente editado y maquetado, muchas editoriales de prestigio podrían aprender porque de vez en cuando sus trabajos dejan mucho que desear. Se ve además que hay un buen trabajo detrás y no se ha dejado nada al azar.
Nos dicen que la historia se sitúa en una pequeña ciudad europea durante la segunda guerra mundial, pero podría ser en cualquier pueblo y en cualquier guerra, de hecho a mí me sugería más una ciudad del norte de España durante la guerra civil, pero seguramente no hay muchas diferencias entre unos y otros lugares en unas u otras guerras. Ni lo que se ve ni lo que se siente debe ser demasiado diferente.
Creo que el autor consigue con bastante solvencia su propósito de hacernos ver que la historia está escrita desde los sentimientos de un niño aunque sí que hay momentos en la historia que pueden parecer un poco más empalagosos, más de niño pequeño, pero mientras uno va leyendo el libro no se puede quitar la idea de que lo que le están contando lo está contando un niño. Un niño con unos vínculos afectivos a su madre, a su padre y a esa mujer que le cuida desde que nació, estrechos y fuertes, demasiado a veces. Una historia en la que se palpa la miseria que envuelve todo conflicto, como lo que podía ser la vida de una familia acomodada va convirtiéndose en una vida llena de miseria y pena.
En el libro es más importante, y yo creo que también era lo que desde el principio pretendía el autor, ver la forma en la que se nos cuenta la historia, que la propia historia en sí, porque, y ese es quizás su punto más débil, lo que sucede a fin de cuentas es bastante secundario.
Título: Tierra de valientes.
Autor: Felipe Sastre.
Editorial: Autopublicado
ISBN: 978-1719846370
Número de páginas: 118
Fecha de publicación: Agosto 2018.
Sinopsis: Ambientada en una pequeña ciudad europea durante los años de la Segunda Guerra Mundial, esta novela está escrita desde los ojos inocentes de un niño. Tierra de valientes presenta un punto de vista diferente: a través de los recuerdos y de las propias experiencias del niño, este razona sobre el amor y el cariño parental.
El contacto con el conflicto sirve al protagonista para reflexionar sobre el concepto de patria y la arbitrariedad de una contienda armada, planteándose valores como la lealtad, la honestidad o la solidaridad y cuestionándose muchos otros.
Las relaciones que establece con sus amigos abordan temas de actualidad, como el acoso hacia las personas diferentes o los más débiles. Mientras tanto, su amistad con Elena presenta las dificultades y vacilaciones del primer amor.
«Hasta los hombres duros se agotan de tanta riña. Y, al final, todo se acababa, hasta los tiempos de guerra».
Opinión personal: Siempre tengo mis cautelas cuando voy a leer un libro autopublicado, me pregunto por la maquetación, por si habrá erratas, por si lo habrán revisado una y mil veces, o por si será flojo y por eso no hay una editorial detrás...
Pues bien, Tierra de valientes, despeja todas y cada una de esos miedos y cautelas. El libro está perfectamente editado y maquetado, muchas editoriales de prestigio podrían aprender porque de vez en cuando sus trabajos dejan mucho que desear. Se ve además que hay un buen trabajo detrás y no se ha dejado nada al azar.
Nos dicen que la historia se sitúa en una pequeña ciudad europea durante la segunda guerra mundial, pero podría ser en cualquier pueblo y en cualquier guerra, de hecho a mí me sugería más una ciudad del norte de España durante la guerra civil, pero seguramente no hay muchas diferencias entre unos y otros lugares en unas u otras guerras. Ni lo que se ve ni lo que se siente debe ser demasiado diferente.
Creo que el autor consigue con bastante solvencia su propósito de hacernos ver que la historia está escrita desde los sentimientos de un niño aunque sí que hay momentos en la historia que pueden parecer un poco más empalagosos, más de niño pequeño, pero mientras uno va leyendo el libro no se puede quitar la idea de que lo que le están contando lo está contando un niño. Un niño con unos vínculos afectivos a su madre, a su padre y a esa mujer que le cuida desde que nació, estrechos y fuertes, demasiado a veces. Una historia en la que se palpa la miseria que envuelve todo conflicto, como lo que podía ser la vida de una familia acomodada va convirtiéndose en una vida llena de miseria y pena.
En el libro es más importante, y yo creo que también era lo que desde el principio pretendía el autor, ver la forma en la que se nos cuenta la historia, que la propia historia en sí, porque, y ese es quizás su punto más débil, lo que sucede a fin de cuentas es bastante secundario.
martes, 6 de noviembre de 2018
Faltas de ortografía
Leía hoy un artículo en el diario El País con el sugerente título de La epidemia de las faltas de ortografía escala hasta la universidad y no he podido por menos que recordar una entrada que publiqué en el blog hace ya unos cuantos años. La imagen que acompaña estas líneas viene de un pantallazo tomado de una noticia que publicó El Mundo el día que publicaba ese artículo. Creo que es difícil cometer tantos errores graves en tan poco espacio...
La noticia que aparece hoy en El País habla del pobre nivel ortográfico de los graduados españoles y entresaco unos cuantos entrecomillados en la noticia que, como poco, deberían invitarnos a reflexionar;
Ahí lo dejo, que cada cual saque sus propias conclusiones.
La noticia que aparece hoy en El País habla del pobre nivel ortográfico de los graduados españoles y entresaco unos cuantos entrecomillados en la noticia que, como poco, deberían invitarnos a reflexionar;
- “Es terrible, pero incluso es muy común entre mis alumnos de Filología que pongan faltas. Y, lo peor de todo, no saben redactar. Creo que tiene que ver con que no se lee, faltan prácticas de redacción, dictados…”
- “Creo que muchos profesores de secundaria, y a veces de universidad, pasan por alto en los exámenes las faltas cuando entienden que el contenido es correcto”
- “Yo no lo hago. Es un error hacerlo. No estoy tampoco de acuerdo con dejar pasar las faltas graves de redacción. Algunos profesores piensan que las faltas las corrigen los procesadores de texto, y entienden que la sintaxis es poco importante. Opino lo contrario. Mi maestro, Fernando Lázaro Carreter, decía que si la expresión es pobre, el contenido también lo es, se quiera o no”.
- “Nosotros diferenciamos perfectamente de qué centro proceden los niños por su madurez en este campo. Si tuvieron un maestro o maestra que se empeñó en que escribieran bien”.
- “No todo se consigue con más clases de Lengua, sino con un prestigio social de la buena expresión y la buena escritura. Y el problema viene de que la gente joven, sobre todo, y en redes sociales, escribe voluntariamente mal porque si no le mira mal el entorno”.
- “Si no manejas los instrumentos de la expresión, terminas empobreciendo tu pensamiento o al menos su transmisión. Escribir y hablar bien sirve para expresar mejor tus ideas, no es un capricho”
Ahí lo dejo, que cada cual saque sus propias conclusiones.
lunes, 5 de noviembre de 2018
[Teatro] Don Juan en Alcalá 2018
Don Juan en Alcalá es la mayor representación teatral de Alcalá de Henares y se viene representando de forma ininterrumpida desde 1984 y este año, por vez primera, contaban con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
La obra se representa en pleno casco histórico, en el espacio Auditorio del Patrimonio, la conocida como Huerta del Obispo del Palacio Arzobispal, donde cada año se dan cita miles de personas para asistir a la escenas del Don Juan.
La edición de este año se ha celebrado el viernes 2 y el sábado 3 de noviembre a las 20 horas, como siempre con entrada libre.
Los protagonistas en esta edición eran Fran Perea y Luz Valdenebro en los papeles de Don Juan y Doña Inés en una adaptación de Ron Lalá bajo la dirección de Yayo Cáceres. La propuesta de Ron Lalá marcaba un punto de inflexión al incorporar música en directo a la obra y se esperaba por ello con una notable expectación.
El comienzo de la obra muestra un inequívoco estilo ronlarero, estilo que poco a poco se va diluyendo quedando en un segundo plano bastante discreto para mi gusto. No se puede decir que la obra no tuviese el estilo Ron Lalá, pero al menos a mí me quedó la sensación de que no terminaba de cuajar. Es posible también que el público asistente no fuera el público ronlalero habitual, algo más frío quizás por el ambiente, y así esos habituales guiños en los que por ejemplo se espera el eco del público no funcionaron como se esperaba.
Aún así el numerosísimo público asistente, entre las dos representaciones de viernes y sábado se habla de unos 30.000 espectadores, disfrutó con una obra que no dejó a nadie indiferente.
Uno, que ya se ha hecho fan de Ron Lalá, quizás esperaba algo más de ellos, es lo malo de haber puesto el listón tan alto... Una representación de notable alto, pero no de sobresaliente.
La obra se representa en pleno casco histórico, en el espacio Auditorio del Patrimonio, la conocida como Huerta del Obispo del Palacio Arzobispal, donde cada año se dan cita miles de personas para asistir a la escenas del Don Juan.
La edición de este año se ha celebrado el viernes 2 y el sábado 3 de noviembre a las 20 horas, como siempre con entrada libre.
Los protagonistas en esta edición eran Fran Perea y Luz Valdenebro en los papeles de Don Juan y Doña Inés en una adaptación de Ron Lalá bajo la dirección de Yayo Cáceres. La propuesta de Ron Lalá marcaba un punto de inflexión al incorporar música en directo a la obra y se esperaba por ello con una notable expectación.
El comienzo de la obra muestra un inequívoco estilo ronlarero, estilo que poco a poco se va diluyendo quedando en un segundo plano bastante discreto para mi gusto. No se puede decir que la obra no tuviese el estilo Ron Lalá, pero al menos a mí me quedó la sensación de que no terminaba de cuajar. Es posible también que el público asistente no fuera el público ronlalero habitual, algo más frío quizás por el ambiente, y así esos habituales guiños en los que por ejemplo se espera el eco del público no funcionaron como se esperaba.
Aún así el numerosísimo público asistente, entre las dos representaciones de viernes y sábado se habla de unos 30.000 espectadores, disfrutó con una obra que no dejó a nadie indiferente.
Uno, que ya se ha hecho fan de Ron Lalá, quizás esperaba algo más de ellos, es lo malo de haber puesto el listón tan alto... Una representación de notable alto, pero no de sobresaliente.
miércoles, 31 de octubre de 2018
De castigos colectivos en el colegio...
Al mundo de la educación han llegado, o eso se dice, nuevos tiempos. Ahora se habla de inteligencias múltiples, de educación expandida, de alteridad, de aprendizaje basado en el pensamiento, the flipped classroom,... No voy a entrar a debatir si son la panacea o no sirven para nada, y es que además esta entrada del blog no trata de todo eso.
Hoy voy a hablar de algo mucho más mundano, los castigos en el colegio, y más concretamente de los castigos colectivos en el colegio. Adelanto ya que no estoy para nada de acuerdo con los castigos colectivos. Y defino castigo colectivo como aquel que se impone a un grupo de alumnos como resultado del comportamiento de uno o más individuos del grupo. Y aclaro aún más, voy a hablar de castigos colectivos que se imponen a un grupo por un comportamiento que han tenido tres individuos concretos y perfectamente identificados de un grupo. No estoy hablando de un caso en el que no se sabe quién ha sido el culpable, estoy hablando de un caso en el que los culpables están perfectamente identificados. Aún así también quiero dejar claro que estaría en contra del castigo colectivo aunque los culpables no estuvieran identificados.
Es evidente que el profesor ante un hecho punitivo como el que me refiero puede tomar distintas alternativas: Aplicar un castigo a los tres alumnos que han cometido el hecho, no aplicar castigo alguno y la que a mí me parece más surrealista de todas, castigar a todos los alumnos de la clase por un hecho que cometieron tres alumnos concretos.
Lo que voy a decir puede parecer un poco fuerte, pero creo que la decisión que tome el profesor permite definir el carácter de esta persona y nos permite hacer un juicio de valor acerca de cuáles son los principios que rigen sus actos, si es que tiene principios, que esa es otra.
Lanzo unas cuantas preguntas y sus correspondientes respuestas:
Entiendo que cuando el profesor toma la decisión de castigar a todos, opta por el camino fácil y rápido, todos castigados y así "aprenden la lección". Supongo además que el profesor pretende dejar claro ante los alumnos su autoridad, pero lo cierto es que está perdiéndola toda de golpe. La suya no es una medida educativa, no sirve para nada más allá de ahorrarse el dar un clase mientras los alumnos escriben 100 veces "no debo desobedecer al profesor", aunque solo lo hayan hecho tres de ellos.
El profesor pierde su autoridad moral (si es que la tenía), consigue la incomprensión de los alumnos que no hicieron nada para ser castigados, elimina su función educadora y hace que su descrédito ante padres y madres crezca de manera exponencial. Si alguien se porta mal, digáselo a esa persona, no a todos. La clase no es la que se porta mal, quién se porta mal son una, dos o tres personas.
Vaya por delante el respeto absoluto para todos esos profesores que cada día trabajan y educan a nuestros hijos, nuestro deber como padres es apoyarles en esa difícil labor, pero para apoyarles en esa labor es imprescindible que las decisiones que tomen sean justas. Castigar a toda la clase por lo que han hecho tres personas no es justo, lo diga Agamenón o su porquero.
Hoy voy a hablar de algo mucho más mundano, los castigos en el colegio, y más concretamente de los castigos colectivos en el colegio. Adelanto ya que no estoy para nada de acuerdo con los castigos colectivos. Y defino castigo colectivo como aquel que se impone a un grupo de alumnos como resultado del comportamiento de uno o más individuos del grupo. Y aclaro aún más, voy a hablar de castigos colectivos que se imponen a un grupo por un comportamiento que han tenido tres individuos concretos y perfectamente identificados de un grupo. No estoy hablando de un caso en el que no se sabe quién ha sido el culpable, estoy hablando de un caso en el que los culpables están perfectamente identificados. Aún así también quiero dejar claro que estaría en contra del castigo colectivo aunque los culpables no estuvieran identificados.
Es evidente que el profesor ante un hecho punitivo como el que me refiero puede tomar distintas alternativas: Aplicar un castigo a los tres alumnos que han cometido el hecho, no aplicar castigo alguno y la que a mí me parece más surrealista de todas, castigar a todos los alumnos de la clase por un hecho que cometieron tres alumnos concretos.
Lo que voy a decir puede parecer un poco fuerte, pero creo que la decisión que tome el profesor permite definir el carácter de esta persona y nos permite hacer un juicio de valor acerca de cuáles son los principios que rigen sus actos, si es que tiene principios, que esa es otra.
Lanzo unas cuantas preguntas y sus correspondientes respuestas:
- ¿Es lícito castigar a alguien que no ha hecho nada malo? Mi respuesta es no.
- ¿Se está incurriendo en maltrato contra aquellos alumnos que no hicieron nada malo? Mi respuesta es sí.
- ¿Trata de forma indigna a alumnos que no lo merecen? Mi respuesta es sí.
- ¿Promueve el enfado y la indignación de aquellos alumnos que no hicieron nada? Mi respuesta es sí.
- ¿Puede incitar al enfado e incluso la violencia contra los culpables del castigo? Mi respuesta es sí.
- ¿Favorece el buen ambiente del grupo? Mi respuesta es no.
- ¿Provoca rechazo hacia la actitud o incluso hacia el mismo profesor? Mi respuesta es sí.
- ¿Provoca indignación en madres y padres que intentan "justificar" ante sus hijos lo injustificable? De nuevo la respuesta es sí.
Entiendo que cuando el profesor toma la decisión de castigar a todos, opta por el camino fácil y rápido, todos castigados y así "aprenden la lección". Supongo además que el profesor pretende dejar claro ante los alumnos su autoridad, pero lo cierto es que está perdiéndola toda de golpe. La suya no es una medida educativa, no sirve para nada más allá de ahorrarse el dar un clase mientras los alumnos escriben 100 veces "no debo desobedecer al profesor", aunque solo lo hayan hecho tres de ellos.
El profesor pierde su autoridad moral (si es que la tenía), consigue la incomprensión de los alumnos que no hicieron nada para ser castigados, elimina su función educadora y hace que su descrédito ante padres y madres crezca de manera exponencial. Si alguien se porta mal, digáselo a esa persona, no a todos. La clase no es la que se porta mal, quién se porta mal son una, dos o tres personas.
Vaya por delante el respeto absoluto para todos esos profesores que cada día trabajan y educan a nuestros hijos, nuestro deber como padres es apoyarles en esa difícil labor, pero para apoyarles en esa labor es imprescindible que las decisiones que tomen sean justas. Castigar a toda la clase por lo que han hecho tres personas no es justo, lo diga Agamenón o su porquero.
domingo, 28 de octubre de 2018
Mis enlaces semanales (XCIII)
Una semana más llega la recopilación de mis enlaces semanales. Hoy llegamos a la edición nonagésimo tercera. Los lectores habituales del blog recordarán que en esta sección comparto enlaces a artículos que me han parecido interesantes -con los que, por cierto, no siempre estoy de acuerdo- y que durante la semana he ido encontrado y, en algunos casos, publicando bien a través de mi cuenta en Twitter, en Tumblr, en la página de Facebook de 30 de diferencia, y también en mi canal de Inoreader.
Aprovecho también para recordar que si no os queréis perder el contenido del blog podéis seguirlo a través de Telegram (opción más recomendable en lo que a privacidad se refiere) o Whatsapp.
Termino entrada como es habitual desde Aranjuez:
Aprovecho también para recordar que si no os queréis perder el contenido del blog podéis seguirlo a través de Telegram (opción más recomendable en lo que a privacidad se refiere) o Whatsapp.
- Pedro Simón nos presenta la escuela más pequeña de España... y estoy por decir que me da envidia.
- Repsol rompe una lanza por el vilipendiado diesel y dice que es más eficiente que la gasolina...
- Es posible que el césped de parques y jardines no sea una buena idea.
- Estoy muy de acuerdo: "Cuando la lectura deja de ser por libre elección y afición, se convierte en una losa pesada".
- Algunas claves para entender el éxito educativo de Singapur.
- Pérez-Reverte nos deja La tierra de nadie.
- Ceapa presenta un informe que dice que la casi totalidad de colegios concertados infringe la gratuidad de la educación obligatoria.
Termino entrada como es habitual desde Aranjuez:
- Laura Barreiro hace crítica cinematográfica y habla de El pomo azul.
- Supongo que a casi nadie por la ribera del Tajo sorprende la defensa que desde el semanario Más se hace semana sí y semana también del equipo de gobierno de Aranjuez, pero por si acaso A setas o a rolex.
viernes, 26 de octubre de 2018
[Juegos de mesa] Skyjo
Skyjo es un juego de cartas al que pueden jugar entre dos y ocho jugadores. Está recomendado para niños y mayores a partir de los ocho años de edad y la duración de una partida oscila entre los 30 y los 45 minutos.
La mecánica del juego es muy sencilla, las reglas del juego son muy fáciles de aprender, incluso por los más pequeños, y en solo unos minutos toda la familia puede estar disfrutando del juego.
Instrucciones de juego: Se juega por turnos y el objetivo principal de cada jugador es terminar la partida con el menor número posible de puntos sobre la mesa en cada ronda y finaliza cuando alguno de los jugadores llega a los 100 puntos, con lo que la idea principal es deshacerse de tantas cartas altas como sea posible.
Inicialmente se mezclan las cartas y se reparten doce a cada jugador que sin verlas las pondrán delante, boca abajo, en cuatro columnas y tres filas. Las cartas que no se han repartido se dejan en el centro, una de ellas boca arriba y el resto en una pila boca abajo. Cada jugador levanta dos de sus cartas (las que prefiera) y las pone boca arriba. Se suman los puntos de cada uno de los jugadores y comienza el juego el que inicialmente suma más puntos.
El jugador podrá optar por coger la carta que está boca arriba y en ese caso la sustituirá por una de las que tenga frente a él (puede estar boca arriba o boca abajo, aunque lo más lógico en este caso es sustituirla por una de las que están boca arriba), o bien coger una carta que está boca abajo y en ese caso tiene dos opciones: jugar del mismo modo que anteriormente, sustituyéndola por una de las cartas que tiene delante o como segunda opción descartarla directamente si no le gusta, estando obligado en este caso a dar la vuelta a una de las cartas que tuviera frente a él boca abajo.
Pasa el turno al siguiente jugador en sentido de las agujas del reloj que tendrá que repetir el mismo proceso. Si en el transcurso del juego algún jugador tiene tres cartas con el mismo número en la misma columna procede a retirarlas al mazo de descartes, con lo que en ocasiones tener cartas altas no es una mala opción si están colocadas en la misma columna.
La ronda finaliza cuando uno de los jugadores levanta todas sus cartas, en ese momento el resto de los jugadores tendrá un movimiento más para intentar eliminar puntos de sus cartas. Finalmente si hay cartas que aún están tapadas se dan la vuelta y se suman los puntos de cada jugador. El jugador que levantó la última carta (es decir el primero que pone boca arriba todas sus cartas) debe tener el menor número de puntos y si no es así porque otro jugador tengo menos puntos o los mismos que él se sumará el doble de los que tenga en su mano (excepto si la puntuación es negativa). El resto de jugadores suman sus puntos a su puntuación acumulada.
Gana el juego aquel que cuando un jugador llega a 100 puntos o más tiene la puntuación acumulada más baja en ese momento.
Contenido del juego: El juego viene en una caja de cartón bastante resistente y se compone de 150 cartas, 5 con la puntuación -2, 15 con la puntuación 0, y 10 cartas con las puntuaciones -1, 1,2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 respectivamente. Además se incluyen unas tarjetas para apuntar los puntos de cada jugador. El juego incluye también un manual con la explicación del juego, que en el caso del idioma español está traducido de aquella manera :D, como si le hubieran pasado un traductor automático y poco más.
Un juego divertido y entretenido que además puede servir a los más pequeños para mejorar su cálculo mental, ver probabilidades y mejorar su concentración estando atentos al desarrollo del juego, pues en ocasiones se puede ayudar o fastidiar a los compañeros ;)
El precio del juego ronda los 15€, aunque se puede encontrar en oferta por algo menos.
Aquí os dejo también un vídeo (subtítulos en alemán e inglés) para seguir como es el desarrollo de una partida:
https://www.youtube.com/watch?v=_wuJQVRT_xQ
La mecánica del juego es muy sencilla, las reglas del juego son muy fáciles de aprender, incluso por los más pequeños, y en solo unos minutos toda la familia puede estar disfrutando del juego.
Instrucciones de juego: Se juega por turnos y el objetivo principal de cada jugador es terminar la partida con el menor número posible de puntos sobre la mesa en cada ronda y finaliza cuando alguno de los jugadores llega a los 100 puntos, con lo que la idea principal es deshacerse de tantas cartas altas como sea posible.
Inicialmente se mezclan las cartas y se reparten doce a cada jugador que sin verlas las pondrán delante, boca abajo, en cuatro columnas y tres filas. Las cartas que no se han repartido se dejan en el centro, una de ellas boca arriba y el resto en una pila boca abajo. Cada jugador levanta dos de sus cartas (las que prefiera) y las pone boca arriba. Se suman los puntos de cada uno de los jugadores y comienza el juego el que inicialmente suma más puntos.
El jugador podrá optar por coger la carta que está boca arriba y en ese caso la sustituirá por una de las que tenga frente a él (puede estar boca arriba o boca abajo, aunque lo más lógico en este caso es sustituirla por una de las que están boca arriba), o bien coger una carta que está boca abajo y en ese caso tiene dos opciones: jugar del mismo modo que anteriormente, sustituyéndola por una de las cartas que tiene delante o como segunda opción descartarla directamente si no le gusta, estando obligado en este caso a dar la vuelta a una de las cartas que tuviera frente a él boca abajo.
Pasa el turno al siguiente jugador en sentido de las agujas del reloj que tendrá que repetir el mismo proceso. Si en el transcurso del juego algún jugador tiene tres cartas con el mismo número en la misma columna procede a retirarlas al mazo de descartes, con lo que en ocasiones tener cartas altas no es una mala opción si están colocadas en la misma columna.
La ronda finaliza cuando uno de los jugadores levanta todas sus cartas, en ese momento el resto de los jugadores tendrá un movimiento más para intentar eliminar puntos de sus cartas. Finalmente si hay cartas que aún están tapadas se dan la vuelta y se suman los puntos de cada jugador. El jugador que levantó la última carta (es decir el primero que pone boca arriba todas sus cartas) debe tener el menor número de puntos y si no es así porque otro jugador tengo menos puntos o los mismos que él se sumará el doble de los que tenga en su mano (excepto si la puntuación es negativa). El resto de jugadores suman sus puntos a su puntuación acumulada.
Gana el juego aquel que cuando un jugador llega a 100 puntos o más tiene la puntuación acumulada más baja en ese momento.
Contenido del juego: El juego viene en una caja de cartón bastante resistente y se compone de 150 cartas, 5 con la puntuación -2, 15 con la puntuación 0, y 10 cartas con las puntuaciones -1, 1,2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 respectivamente. Además se incluyen unas tarjetas para apuntar los puntos de cada jugador. El juego incluye también un manual con la explicación del juego, que en el caso del idioma español está traducido de aquella manera :D, como si le hubieran pasado un traductor automático y poco más.
Un juego divertido y entretenido que además puede servir a los más pequeños para mejorar su cálculo mental, ver probabilidades y mejorar su concentración estando atentos al desarrollo del juego, pues en ocasiones se puede ayudar o fastidiar a los compañeros ;)
El precio del juego ronda los 15€, aunque se puede encontrar en oferta por algo menos.
Aquí os dejo también un vídeo (subtítulos en alemán e inglés) para seguir como es el desarrollo de una partida:
https://www.youtube.com/watch?v=_wuJQVRT_xQ
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