miércoles, 21 de abril de 2021

Hablar en contra de...


Esta noche primer (y único) debate en la campaña electoral madrileña.

Puedo estar equivocado, es muy posible, pero si algo me está sorprendiendo en esta campaña electoral es que la iniciativa no la están teniendo y llevando los partidos de izquierda como suele ser habitual sino que está siendo la derecha y concretamente Díaz Ayuso quien se ha convertido en la protagonista y la que dirige cuándo, cómo y de qué se habla. Cosa extraña si tenemos en cuenta que en la liza estaba Pablo Iglesias que de estas cosas sabe mucho y creo que da mil vueltas a casi todos. 

Veremos que sucede hoy en el debate pero el PP ha planteado una campaña en la que a la oposición le está tocando "hablar en contra de". Y eso parece bastante difícil, o al menos, por el momento no lo están sabiendo hacer. 

La oposición tiene que hablar en contra del hospital Zendal que con todas las polémicas que se quiera, que las ha habido, al final resulta que tan mala idea no debía ser cuando al final resulta que hay que darle algún toque pero funcionar está funcionando razonablemente bien.  

La oposición tiene que hablar en contra de bajar los impuestos. A los ricos o a los pobres, pero estoy convencido de que con la que está cayendo posicionarse en contra de tocar el bolsillo a los madrileños es cualquier cosa menos inteligente. 

La oposición tiene que hablar en contra de cerrar los bares y la hostelería, pero a ver cómo explican a los hosteleros que ellos tenían ideas mejores para mantener sus negocios funcionando aunque fuera a medio gas.

Creo que el único que lo ha sabido ver con claridad ha sido Gabilondo que al final, con todos los matices que se quiera, resulta que no está tan lejos de las medidas tomadas y propuestas por Díaz Ayuso. El problema es que Gabilondo no tiene su mayor problema enfrente sino que lo tiene detrás, se llama Pedro Sánchez, y es que Pedro Sánchez ha conseguido en Madrid aglutinar a todos los que no están de acuerdo con él en la persona, que no en el partido, de Díaz Ayuso. 

viernes, 16 de abril de 2021

Los mensajes de Gabilondo en campaña

 


Lee uno la entrevista que hacen a Ángel Gabilondo en La Razón y se queda con una sensación de... ¿lo está diciendo en serio o es que están en campaña? 

Gabilondo lanza un mensaje no sé si de centro o centrado (que no es lo mismo), un mensaje que se podría ver como un intento de acercamiento a los ex-votantes de Ciudadanos pero que también se podría entender como una colleja al gobierno de España porque, según él, parece que no todo lo ha hecho tan mal el gobierno de Díaz Ayuso como nos han querido mostrar desde el gobierno central... 

No tocará los impuestos (al menos eso es lo que dice), mientras desde fuera de Madrid y desde el gobierno central se hablaba sin parar de dumping fiscal, y aunque nunca dicen que los van a subir pero si  a armonizar a mí se me ocurre que ¿por qué no armonizar con Madrid o el País Vasco  que son las comunidades con menor presión fiscal y no al revés? 

También deja caer el bueno de Gabilondo que él no habría cerrado bares y hostelería durante la pandemia, y es que no nos engañemos, una mayoría (amplia) de ciudadanos en Madrid, con todas las discrepancias que puedan tener con el PP y Díaz Ayuso, piensan que la gestión de la pandemia quizás no ha estado tan mal. Gabilondo podrá ser muchas cosas, pero tonto no es, y sabe que si dice lo que está diciendo es porque eso quieren escuchar los madrileños, y no los mensajes que vienen de Sánchez que en muchos casos ya se consideran un ataque directo y frontal a Madrid. 

Lanza también al final de la entrevista un guiño a la enseñanza concertada hablando de que se le haría difícil pactar con alguien (todos sabemos a quién se refiere) que defiende las medidas extremas de eliminar este tipo de enseñanza. 

Sin embargo Gabilondo tiene un problema (grave) y es que no suma lo suficiente y necesita los extremos, los mismos que por otra parte necesita Díaz Ayuso a día de hoy. En países como Alemania no sería extraño ver que quizás (sólo quizás) Gabilondo está más cerca de Díaz Ayuso que de Iglesias, pero claro eso rompería otras alianzas y eso no interesa, ¿o sí?

miércoles, 14 de abril de 2021

Impuestos para arriba, para abajo, que sí, que no...


Está entretenida la cosa aquí en Madrid. Es normal, lo más normal del mundo, que cuando hay unas elecciones en el horizonte unos hablen de bajar impuestos (lo de bajar impuestos suena muy bien, no lo neguemos, a ninguno nos gusta que nos toquen el bolsillo), otros hablan directamente de subirlos, pero matizan, porque lo de subir impuestos suena mal, así que cuando ellos lo dicen, lo que significa es que sólo van a subírselos  a los ricos, que para eso tienen mucho dinero. Lo malo es que al final todos debemos ser ricos porque nos los suben a todos, ya me dirán ustedes si el impuesto a los coches sólo lo pagan los ricos, o el iva sólo lo pagan los ricos, o el impuesto de sucesiones sólo lo pagan los ricos, o el IBI, ... 

Pero lo mejor con diferencia en esta campaña está siendo lo del PSOE, no es que no tengan claro si los quieren subir o bajar, es que no tienen claro ni lo que tienen que decir, ni quién lo tiene que decir. Todos asumimos que los políticos no nos dicen toda la verdad, que ni siquiera una parte de lo que nos dicen es verdad, vamos, dicho en plata, que todo lo que nos dicen es mentira, pero al menos estaría bien que los del mismo partido digan las mismas cosas, porque es que están rompiendo la baraja..., alguno tiene que estar diciendo la verdad porque sin inmutarse lo más mínimo son capaces de decir lo uno y lo otro a la vez, y hasta lo que está en medio de lo uno y de lo otro. 

Llega Gabilondo y dice que en lo que queda de legislatura no va a tocar los impuestos, los del PP le echan en cara que dos meses decía que sí, que había que tocarlos, llega la ministra portavoz (ojo que tiene un eximente porque a lo mejor lo que ha dicho era lo contrario que quería decir, no sería la primera vez, es locuaz hasta decir basta, pero que tengamos claro lo que significa lo que haya dicho ya es otro cantar) y lleva la contraria a Gabilondo. Y entonces sale Sánchez, el inefable, y que ni sí ni no sino todo lo contrario, una de cal y otra de arena y Gabilondo con el culo al aire. Y en ese momento, el hombre soso, serio y tranquilo dice que se va a hacer lo que diga él... y llegamos los madrileños y nos lo creemos. O no. 

jueves, 8 de abril de 2021

De mear y no echar gota


Esto es de mear y no echar gota, como vulgarmente se dice. Que la gestión de la pandemia por parte del ministerio de Sanidad fue, es y, por lo que parece, seguirá siendo mejorable ya ni se plantea porque resulta más que evidente. Lo malo es que por el camino que vamos Darias va a hacer bueno a Illa, algo que a todos luces parecía imposible.

Los bandazos que está dando el ministerio con el tema de la vacuna AstraZeneca son dignos de una serie de Netflix de esas que veía el ex-vice en su tiempo libre. Lo último es que un día después, sólo un día después, de haber decidido que con esa vacuna sólo se vacunaba a personas entre 60 y 65 años se vuelve a cambiar el criterio y ahora ya se vacuna hasta los que tienen 69... Supongo que habrá sido cosa de algún comité de expertos de esos que gasta nuestro gobierno. Lo peor de todo es que Ayuso volverá a sacar pecho y dirá que una vez más (deben ir ya quince o veinte por lo menos) el ministerio termina haciendo lo que ella decía que había que hacer...

Mañana metemos otras cuantas bolas en el bombo y a ver qué toca. Lo mismo a partir de ahora las mascarillas sólo se las tienen que poner los de 30 a 45 años de seis a siete de la tarde, y los de 20 a 30 años de siete a nueve. Creo que a mí yo no me sorprendería nada, ¿y a ustedes?

La retroalimentación entre los extremos


Fotografía: Rodrigo Jiménez (EFE)
Es una sensación, puede que equivocada, pero creo que ayer la extrema izquierda ha vuelto a meter en la carrera electoral a una extrema derecha que según decían iba en caída libre. Flaco favor se han hecho ellos mismos.

Cada vez más odio, cada vez más polarización, los unos alimentan a los otros y viceversa. Pero que nadie se engañe, si los que no están tan a la izquierda o tan a la derecha necesitan a los que están muy a la izquierda o muy a la derecha no tendrán ningún problema en pactar y llegar a los acuerdos que sean necesarios para coger un sillón. Lo hacen los unos y lo hacen los otros, les blanquean porque la hipocresía no les resulta ajena. 

Mucho ojo, porque esa extrema derecha de la que tanto nos previenen los poseedores de la única verdad, es decir la suya, puede tener un caldo de cultivo muy fértil justo en esos barrios obreros y humildes. No sería la primera vez que sucede que la extrema derecha obtenga espectaculares resultados en lo que antes eran "cinturones rojos", en Francia lo saben bien, aquí parece que pretendemos hacer lo mismo.  

Vox iba buscando lo que sucedió, sabía lo que podía pasar. Podemos podía haber hecho el mayor desprecio, haberlo ignorado totalmente y el acto habría pasado sin pena ni gloria, pero dijo que era una provocación, y la lió, y a Vox le salió bien, se habla de ellos, se escribe de ellos, vuelven a estar en el candelero que es de lo que se trataba. Si la llegada al poder en Madrid de la izquierda pasa porque Vox no esté en la asamblea madrileña desde ayer eso está un poco más lejos, no gracias a Vox, sí gracias a Podemos y sus satélites.


miércoles, 7 de abril de 2021

[Libros] El librero, Roald Dahl

 Si uno piensa en Roald Dahl posiblemente lo primero que le venga a la cabeza son títulos como Charly y la fábrica de chocolate, Las brujas, Matilda... libros que podemos considerar infantiles o juveniles pero con los que igualmente pueden disfrutar los adultos, y este es el caso de El librero, un relato corto cargado de humor e ironía y que lleva el inconfundible sello de Dahl. 

En este relato nos encontramos con un librero y su ayudante un tanto peculiares. Mugriento, así se refiere el autor a William Buggage, y es que mugrientos, repulsivos, bastante desagradables en definitiva así son los protagonistas magistralmente descritos en esta historia por la pluma de Dahl.
Un librero que no sale de su despacho y que pasa el tiempo leyendo el Who's Who (Quién es quién) mientras su ayudante escribe sin parar en una máquina de escribir electrónica. Y mientras tanto son pocos, apenas alguno los clientes que abren la puerta y entrar en esa librería de libros raros que regenta el señor Buggage. ¿El negocio es una tapadera de algo más sucio?, ¿qué esconde verdaderamente este negocio? Tanto el dueño como su ayudante llevan un ritmo de vida que no se corresponde con las ventas del negocio, pero habrá que esperar casi hasta el final para entender qué es lo que está sucediendo entre las  cuatro paredes de esta peculiar librería. 

Si nos ha gustado el relato, lo mejor está por llegar, el final nos obligará a sonreír si es que no llegamos a soltar una carcajada porque Dahl consigue, una vez más, sorprender al lector.

Mención aparte también para las cuidadas ilustraciones que acompañan al relato. 

Una historia muy, muy recomendable. 

Título: El librero
Autor: Roald Dahl
Traductor: Xesús Fraga
Ilustrador: Federico Delicado
ISBN: 9788416440788
Editorial: Nórdica Libros
Número de páginas: 88
Fecha de publicación: Mayo 2016
Sinopsis: «Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba con una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciaba: “WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS”». Allí trabajan dos curiosos personajes: el librero, William Buggage, y su ayudante, la señorita Tottle, quienes no prestan demasiada atención a la venta de libros. Prefieren, más bien, leer cada día los obituarios, así como su obra favorita: el Who’s Who.
Publicado por primera vez en 1987, «El librero» es uno de los grandes relatos de Roald Dahl. El final es, como siempre en sus libros, inesperado y sorprendente.

martes, 6 de abril de 2021

[Libros] El bosque de los cuatro vientos, María Oruña

 Son varios los libros que ya he reseñado por aquí de María Oruña. Y lo cierto es que aunque me gusta esta escritora al final me queda un cierto regusto amargo con sus historias, 

El bosque de los cuatro vientos está narrado siguiendo dos líneas temporales, una hace casi 200 años y la otra en la actualidad. Por una parte un doctor que llega en el siglo XIX a trabajar en un monasterio en compañía de su hija tras haber perdido a su mujer por un cáncer que en aquel momento no tenía cura. Por otra, en nuestros días, Jon Bécquer, llega a ese mismo monasterio, hoy convertido en parador, para investigar una antigua leyenda con unos anillos como protagonistas. Investigación que se interrumpe con la aparición de un cadáver... 

Para mi gusto mucho mejor la historia que sucede en 1830, mejores los personajes, mejor la historia, mejor la ambientación pero al no ser la importante va quedando en un discreto segundo plano y termina de forma un tanto abrupta y decepcionante para mi gusto. La historia actual me ha parecido contar con demasiados clichés, algo previsible, y ¿cómo decirlo? algo decepcionante. El típico libro que se queda en un sí, pero no. 

Por cierto, curiosamente a primeros de diciembre se hallaban cuatro anillos milagrosos mientras se realizaban trabajos de restauración en la iglesia de Santo Estevo con lo que el libro se hacía realidad, aunque uno nunca sabe si la ficción va antes que la realidad o es justo al contrario... ;) 

Título: El bosque de los cuatro vientos
Autor: María Oruña
ISBN: 9788423357727
Editorial: Destino
Número de páginas: 424
Fecha de publicación: Agosto 2020
Sinopsis: A comienzos del siglo xix, el doctor Vallejo viaja de Valladolid a Galicia junto con su hija Marina para servir como médico en un poderoso monasterio de Ourense. Allí descubrirán unas costumbres muy particulares y vivirán la caída de la Iglesia. Marina, interesada en la medicina y la botánica pero sin permiso para estudiar, luchará contra las convenciones que su época le impone sobre el saber y el amor y se verá inmersa en una aventura que guardará un secreto de más de mil años. En nuestros días, Jon Bécquer, un inusual antropólogo que trabaja localizando piezas históricas perdidas, investiga una leyenda. Nada más comenzar sus indagaciones, en la huerta del antiguo monasterio aparece el cadáver de un hombre vestido con un hábito benedictino propio del xix. Este hecho hará que Bécquer se interne en los bosques de Galicia buscando respuestas y descendiendo por los sorprendentes escalones del tiempo.